Sitges 2021. Crónica #4

La cuarta jornada de nuestro paso por el festival de Sitges resultó un poco más tranquilita, con solo tres películas, para recuperar fuerzas y prepararnos para días más potentes. Extraña, surrealista y confusa The Dawn (Dalibor Matanić) es una película que puede resultar complicada de ver por su carácter experimental, pero también muy interesante si se entra con cierta paciencia. La cinta croata aborda temas de la familia, las relaciones tóxicas y la fe en conexión con el dolor. Ante el cambio político, una familia con dos hijos debe decidir si dejar su hogar de toda la vida. Con la hibridación de géneros por bandera, resulta una propuesta loca y sorprendente, aunque puede requerir de cierto esfuerzo por parte del espectador. Los contados momentos de humor negro se hacen maravillosos y se hecha en falta que tengan más presencia.

Ari Folman (Vals con Bashir, El congreso), introduce la cuestión de los refugiados relacionándola con holocausto y la experiencia que vivió la joven Anna. Where is Anne Frank narra las experiencias de la misma a través de su amiga imaginaria Kitty, que se materializa en la época actual a través del diario expuesto en la casa-museo de Anna. Así presenta una visión crítica aunque fantasiosa de la tragedia del holocausto y la crisis migratoria actual que, sin dejar de proponer una aproximación interesante y original, resulta demasiado amable. Puede resultar interesante para introducir a los más jóvenes a conocer la historia, pero al mismo tiempo, debido a que realiza una aproximación tan edulcorada, puede irritar o incomodar a los adultos.

Para acabar la jornada asistimos a la proyección de Violation. La pareja de cineastas canadiense, Madeleine Sims-Fewer y Dusty Mancinelli, presentan una rape and revenge con ecos de Lars von Trier. Marcada por la no linealidad y planteando la problemática respecto a la creencia en los testimonios de víctimas de violación, ahonda en las emociones de la protagonista, interpretada por la propia directora. Así, incide en los sentimientos de dolor, frustración y venganza que la consumen y la conducen a una violencia perfectamente planificada. Si bien hay una importancia de una música que inspira cierto carácter existencialista y tienen lugar algunas metáforas junto con la poesía presente en la fragmentación (tanto respecto a la linea temporal como a la división del cuerpo, físicamente y a través de planos detalle) parece pretender mayor simbolismo y existencialismo del que consigue. Sin embargo sigue siendo una propuesta interesante que juega con los elementos del género con diferentes códigos visuales y sonoros a los habituales en el mismo.

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