Si hacer una lista de lo mejor del año es un ejercicio de mirar al pasado, para el público español será un acto de mirar al futuro. Aunque algunas de las películas de esta lista se han proyectado en festivales españoles, todavía queda mucho camino por recorrer para que el cine brasileño encuentre una amplia distribución comercial en España, e incluso en el propio Brasil. A pesar del retroceso que ha sido el pasado gobierno, que dejó a los artistas brasileños sin apoyo y sin la debida atención para la recuperación del sector durante la pandemia, resistimos y, para el 2023, con el retorno del Ministerio de la Cultura, se preve un futuro prometedor. No sin dificultades, se estrenaron en salas brasileñas un total de 128 largometrajes nacionales, estos son algunos de los mejores entre ellos:
10.- Paixões Recorrentes (Ana Carolina)
La veterana cineasta —que en la entrevista a Wim Wenders en la icónica Room 666 (1982) declaró que todos los días pensaba en dejar de hacer cine— regresa a la pantalla con su octavo largometraje. Proyectada en el Festival de Rotterdam, la película se lanza al plano alegórico en un intento de plantear un debate sobre la muerte de las ideologías. En una isla aislada frente a la costa del Atlántico Sur, un grupo extremadamente heterogéneo de extranjeros debate en un bar sobre el estado de las cosas en el mundo. Mientras se enfrentan en defensa de sus ideologías, la realidad les supera: a miles de kilómetros de distancia, y sin que ellos lo sepan, la Segunda Guerra Mundial. El resultado es algo menos brillante que los anteriores títulos de la filmografía de la directora, pero constituye una contundente declaración contra el extremismo político y rompe un paréntesis de diez años, durante los cuales libró una auténtica batalla para conseguir que la película se produjera y se hiciera pública.
9.- A Viagem de Pedro (Laís Bodanzky)
A propósito del bicentenario de la independencia de Brasil, Bodanzky, en su primer drama histórico, revisita uno de los momentos más frágiles de la trayectoria del que es tratado como el gran héroe de la independencia: el príncipe portugués Pedro, en su viaje de regreso a Portugal tras haber abdicado del título de emperador Pedro I de Brasil, y antes de convertirse en el rey Pedro IV de Portugal. En este proceso de subversión de la imagen del héroe histórico, la película trata de mirar la historia del país desde otras perspectivas, perspectivas a menudo puestas en segundo plano: las mujeres y los afrobrasileños. Las grandes interpretaciones de Cauã Reymond (demostrando que es mucho más que una estrella de telenovela) y de la siempre increíble Isabél Zuaa y unos llamativos trabajos de fotografía y dirección artística hacen de la película un título digno de atención.
8.- O Livro dos Prazeres (Marcela Lordy)
Partiendo de la difícil tarea de adaptar al cine la obra de Clarice Lispector —una inversión de la narración homérica de Penélope y Ulises, escrita en un flujo de pensamiento que comienza con una coma y termina con dos puntos—, Lordy logra un hermoso retrato de la trayectoria de una mujer al descubrirse a sí misma como sujeto del placer y de la vida. En la trama, Lóri es una mujer solitaria y melancólica. Divide su tiempo entre sus obligaciones como profesora de escuela y sus relaciones, siempre rápidas y superficiales. Por casualidad, conoce a Ulisses, un reconocido profesor de filosofía, egocéntrico y provocador. A través a este encuentro, Lóri aprende a amar y a enfrentarse a su propia soledad.
7.- Eduardo & Mônica (René Sampaio)
Una tarea mucho menos compleja es adaptar al cine la canción homónima del legendario compositor de rock brasileño Renato Russo, ya que en la base de sus versiones hay una latente fabulación. Sin embargo, la icónica narrativa de amor entre opuestos, una mujer madura, culta y de éxito y un joven estudiante soñador, a través de las calles de Brasilia, cobra nueva vida en la pantalla gracias a los nombres implicados en la producción. La química entre los protagonistas, interpretados por la ya estrella internacional Alice Braga y la gran promesa Gabriel Leone (próximamente en Ferrari, de Michael Mann), es innegable, llena la pantalla y es esencial para el funcionamiento de este ejercicio del género de la comedia romántica. No es la primera adaptación cinematográfica de una canción de Russo por Sampaio (la primera fue Faroeste Cabloco en 2013), y por su éxito en taquilla tampoco debería ser la última.
6.- Amigo Secreto (Maria Augusta Ramos)
Quien también sigue dentro de una tendencia particular es María Augusta Ramos. La documentalista especializada en películas judiciales, vuelve a seguir y registrar los engranajes políticos del país con una presteza casi periodística. Si en su anterior largometraje, O Processo (2018), el proceso de impeachment de la expresidenta Dilma Rousseff era contado desde la actuación de su equipo de abogados, aquí seguimos el desmontaje de la farsa perpetrada por personajes públicos vinculados a la operación Lava-Jato para arrestar al expresidente Lula y elegir a Bolsonaro, a través de las investigaciones del equipo de periodistas de la filial del diario español El País en Brasil.
5.- Marte Um (Gabriel Martins)
Estrenada con gran éxito en el Festival de Sundance, la película hace historia al ser la primera dirigida por un afrobrasileño en ser elegida como candidata oficial de Brasil a la como candidata oficial de Brasil al Oscar a la mejor película internacional. La familia Martins son soñadores optimistas que viven tranquilamente en los márgenes de una gran ciudad brasileña tras la decepcionante toma de posesión de un presidente de extrema derecha. Una familia negra de clase media-baja, siente la tensión de su nueva realidad a medida que se asienta la polvareda política. Tércia, la madre, reinterpreta su mundo después de que un encuentro inesperado la haga preguntarse si está maldita. Su marido, Wellington, pone todas sus esperanzas en la carrera futbolística de su hijo, Deivinho, que sigue a regañadientes las ambiciones de su padre a pesar de aspirar en secreto a estudiar astrofísica y colonizar Marte. Mientras tanto, su hija mayor, Eunice, se enamora de una joven de espíritu libre y se plantea si ha llegado el momento de irse de casa.
4.- O Território (Alex Pritz)
Producido en colaboración entre un pueblo indígena profesional de los Uru-eu-wau-wau de Brasil y profesionales internacionales, este documental, galardonado con dos premios en Sundance, se centra en la lucha de los pueblos tradicionales de la región amazónica por el derecho a sus territorios, amenazados por los latifundistas, el fuego, el coronavirus y abandonados por el gobierno brasileño. La producción brilla exactamente en los momentos en que se da autonomía a los Uru-eu-wau-wau para producir sus propias narraciones e imágenes. El discurso del documental se basa en el principio de que hoy en día las imágenes también son armas que pueden y deben utilizarse para la revolución social, y en este sentido otorgan a estos individuos marginados por la colonización capitalista la agencia que les ha sido negada (incluso por los propios activistas y movimientos ecologistas en defensa de la selva) durante cientos de años. La película está presente en la shortlist a Mejor Documental en los Oscar.
3.- A Felicidade das Coisas (Thaís Fujinaga)
Película que ha pasado desapercibida incluso dentro del cine brasileño, la ópera prima de Fujinaga narra la pesadilla que se esconde tras el sueño de ascenso social de la clase media-baja cuando el proceso económico que lo alimentaba fue abruptamente interrumpido por fuerzas políticas que permanecen ajenas a la narrativa psicológica que se desarrolla en la cinta. Sin adoptar un tono panfletario, la película coquetea con el análisis social de una clase sin olvidarse de prestar atención al interior de los personajes que construye y a las trivialidades de la vida en una zona de veraneo. Y es precisamente cuando capta estas trivialidades y la espontaneidad de la vida cotidiana que tiene la fuerza suficiente para dejar su huella en la memoria del espectador.
2.- Os Primeiros Soldados (Rodrigo de Oliveira)
Procedente de una región de baja expresividad en la producción cinematográfica nacional, la ópera-prima de De Oliveira emerge en la escena nacional con una narrativa que reconstruye la memoria de la primera ola de la crisis del SIDA en Brasil, a principios de los años 80, desde la perspectiva de un grupo de infectados que se unen para resistir juntos a la enfermedad, aún desconocida. Aquí, Renata Carvalho y Johnny Massaro se consolidan como dos grandes estrellas y actores fetiche del cine queer brasileño, con interpretaciones realmente singulares. Un ejercicio de preservación de la memoria, de experiencias silenciadas, que demuestra su valor como experiencia artístico-emocional más allá de su importancia histórico-social.
1.- Carvão (Carolina Markowicz)
Estrenada en Toronto y proyectada en San Sebastián, la ópera prima de Markowicz es un inesperado punto de inflexión estético-narrativo y discursivo para el cine brasileño. Carvão viene a responder a toda una escuela de cine de carácter social y político, de tendencia naturalista y con discursos moralizantes reciclados del cinema novo brasileño, al que inicialmente parece pertenecer, pero que acaba subvirtiendo y superando. En el Brasil profundo, a una familia que lucha por cuidar de su patriarca le cambia la vida cuando una enfermera le ofrece un acuerdo diabólico: hacer descansar al mayor de la familia y acoger a un narcotraficante argentino que necesita urgentemente un lugar donde esconderse. Así se monta una fábula donde la inmoralidad es la baza de los humildes, y no una exclusividad de los poderosos.