66 SEMINCI – Crónica #3

Podríamos dejar de lado la frase «Sin socialismo, no hay independencia» (que, entendida en el contexto de un director francés combativamente socialista como es Robert  Guédiguian, adquiere una trascendencia no deseada y problemática) y Mali Twist reflejaría muy bien las consecuencias del colonialismo (francés en Mali, pero extrapolable al resto de territorios colonizados) que permanecen hoy en día. De hecho, lo hace. El triángulo de intereses capitalistas, socialistas y tradicionalistas, si bien muy simplificado y hasta caricaturizado (la reducción de la cultura tradicional maliense a «una cultura de violadores y asesinos» es especialmente irritante por imperialista), retrata muy bien la situación política, social y cultural de las naciones colonizadas, donde la irrupción violenta marcó la identidad cultural y su devenir histórico. No obstante, es en el colonialismo cultural donde el director cae en aquello que critica, fruto de su voluntad combativa socialista. El twist, Lenin, la moda europea y todo referente cultural proviene de Occidente, mientras que la cultura maliense, como se ha dicho, no tiene desarrollo alguno más allá de su carácter conservador y (más) machista (que el Occidente de los años 50, y hasta actual); al fin y al cabo, la revolución es en francés.

Una de las películas más esperadas de esta edición, tras su rutilante paso por Cannes, La peor persona del mundo narra la historia de amor de Julie y Aksel. Joachim Trier (y Eskil Volgst) presentan de esta forma una de las obras más desconcertantes del año: sin ser exactamente un retrato generacional, tampoco es un repaso vital. Ni una comedia romántica. Ni una tragedia existencial. Si bien contiene elementos de todos ellos, se niega a encasillarse. Es la historia de una treinteañera, interpretada por una totémica Renate Reinsve que ofrece una de las actuaciones del año, en la Noruega actual. Es un relato, cómico, melodramático y trágico, de amor y de pérdida, de maduración y de autodescubrimiento, de deseo y de muerte, de autoestima y de conexión emocional, de una generación perdida porque otra permanece anclada al pasado, de la relatividad de lo humano frente al tiempo inexorable. Es la historia de Julie (y Aksel), contada libremente por Julie, con sus contradicciones y contrapuntos. Esa libertad formal, conseguida gracias a una literaria estructura en capítulos — que hace que la película pueda resultar irregular o superficial a la hora de abordar algunos temas —, permite al director de Thelma capturar la extraordinaria y mundanal existencia de la joven.

Retomando la Noruega actual, centrandolo en la temática de la masculinidad, Him, película de la directora noruega Guro Bruusgaard que compite en la sección Punto de Encuentro, busca, a través de las historias entrecruzadas de hombres de distintas generaciones (dos adultos y un niño de nueve años), reflexionar sobre el papel del hombre en la sociedad. En cierta medida lo logra, aunque el resultado es un poco burdo e irregular, a través de la trama de Petter, donde el cuestionamiento de los privilegios masculinos es el desencadenante de toda la acción, y de Eirik, un joven incel en paro que se cree moralmente superior. Sin embargo, la trama del joven Hallard es la más pobre, pues, si busca hablar de la educación de las nuevas generaciones, apenas lo consigue. Con todo, una película que sirve para reflexionar sobre la masculinidad, no lo hace de forma especialmente brillante.

Por último, tuvo lugar la proyección de ocho cortometrajes de autores de Castilla y León o rodados en la misma. Para abrir la sesión, directores y equipo presentaron sus obras y Sara Rivero, la directora de Castilla Mal, lanzó un grito de auxilio hacia las instituciones de la comunidad, destacando la necesidad de los realizadores de apoyo y medios, al que se sumaron el resto de compañeros. Ese tema está presente es su cortometraje. El conflicto con las raíces, su rechazo y el sentimiento de inferioridad castellano respecto a otras regiones marcan esta obra que refleja las inquietudes de lo que la propia directora denomina la generación «me voy», que necesita de la autoaceptación y el reconocimiento de las tradiciones para poder conocerse. También destacó el dramático bucle de The Repeater de Grete Suarez dando toque de ciencia ficción al pase y la presencia de temas LGTBIQ+ en El rey de las flores de Alberto Velasco y Marinera de luces de Pablo Quijano.

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