¿Qué pasaría si una persona narcisista con sed de fama se junta con otra persona igual y además sin demasiado aprecio a su integridad física? Sick of myself podría ser la respuesta a esta pregunta. Ni falta hace decir que no estamos precisamente ante una comedia romántica. Kristoffer Borgli no se anda por las ramas y va directamente al grano nada más comenzar la película. Solo necesita las dos primeras escenas para establecer la base sobre la que se sustenta la película. Sin rodeos expone la personalidad de ambos personajes y plantea lo que será la primera batalla que acabará desencadenando una gran guerra. También se habla sobre el concepto (el cual se llevará al extremo) sobre el que edificará la narración y las acciones de la pareja protagonista de la historia, Signe y Thomas: el narcisismo.
Ambos protagonistas tienen un carácter complejo, llamativo y muy marcado. Viven en un constante enfrentamiento de pareja por ser el centro de atención, destacar ante los demás, mostrando entre ellos una envidia insana, en búsqueda de algún atisbo que se asemeje a la fama. Sin embargo, esta guerra es lo que les mantiene unidos, se alimentan, se pisan el uno al otro constantemente de la misma forma que sólo entre ellos son capaces de entenderse, aguantarse y “quererse” a su modo, dentro de su toxicidad. Y para conseguir su objetivo cualquier camino vale. La delincuencia, la victimización, lo que sea por la mirada de la gente, sin pensar en las consecuencias de sus actos que sobrepasan los límites de la moral y la ética en muchos casos. Llegan así a niveles insospechados, provocando situaciones muy desagradables, totalmente surrealistas y disparatadas, que pensadas en profundidad resultan realmente dramáticas, pero que dentro de Sick of myself llevadas al terreno del humor ácido cobran un gran sentido cómico.
Esta película tiene muy claro el mensaje y la forma con la que lanza una dura crítica a la sociedad actual de escaparate en la que vivimos: la sociedad está enferma de atención, de popularidad, de falsedad y superficialidad. Inundando las redes sociales de una flagrante vanidad y egolatría.
Esto es trasladado de forma clara, ágil y muy directa a la hora de narrar. Destaca el montaje –realizado por el propio director– entre el resto de aspectos por la capacidad de mezclar de forma increíble, por ejemplo, un funeral y un “polvo”. O la creación de escenarios ficticios que se entremezclan con la realidad. El movimiento de cámara tiene una gran presencia a través de paneos que logran crear una imagen dinámica llena de gestos y miradas muy expresivas entendiendo lo que sienten o piensan los personajes sin necesidad de diálogo. Todos estos elementos encajados dentro de la comedia negra –utilizada como ingrediente principal para crear este, tan arriesgado como acertado proyecto– la cual no es nada fácil de hacer y muy fácil de malinterpretar.
Antes de la proyección los espectadores tuvimos la oportunidad de escuchar unas palabras del propio director como presentación de la película. Decía que había leído en algún sitio –no recordaba dónde– que el nivel de inteligencia del espectador estaba directamente relacionado con la aceptación, el disfrute y la valoración positiva de esta película. Sonaron las primeras risas de un sinfín de ellas que continuaron hasta el final de la proyección. O la gente de la sala era muy inteligente o Kristoffer Borgli lo ha hecho realmente bien.
Título original: Syk pike Duración: 97 min País: Noruega, Suecia Idioma: Noruego, sueco Director: Kristoffer Borgli Guion: Kristoffer Borgli Productores: Andrea Berentsen Ottmar, Dyveke Bjørkly, Graver Mimmi, Spång, Kirstina Börjesson, Peter Possne Fotografía: Benjamin Loeb Montaje: Kristoffer Borgli Música: Turns Intérpretes: Kristine Kujath Thorp, Eirik Sæther, Fanny Vaager, Fredrik Stenberg Ditlev-Simonsen, Anders Danielsen Lie, Sarah Francesca Brænne, Ingrid Vollan, Henrik Mestad, Steinar Klouman Hallert.
Sinopsis: Signe y Thomas mantienen una relación de pareja malsana y competitiva, que toma un giro pernicioso cuando Thomas obtiene cierta notoriedad como artista contemporáneo. La reacción de Signe consistirá en inventarse un nuevo personaje y tratar a la desesperada de llamar la atención y suscitar la compasión para recuperar su estatus.