Ficha técnica:

Título original:

The Beach Bum

Director: Harmony Korine

Duración: 95 min

País: Estados Unidos

Idioma: Inglés

Intérpretes: Matthew

McConaughey, Snoop

Dogg, Isla Fisher,

Stefania LaVie Owen,

Martin Lawrence, Jonah

Hill, Zac Efron, Jimmy Buffet

Sinopsis: Vivir la vida por todo lo alto es a lo único que se dedica Moondog. Rebelde, pícaro y con un punto adorable impone sus propias reglas mientras las desventuras le acompañan.

Crítica:

El cine de Harmony Korine se encuentra en un lugar borroso entre la sátira del Sueño Americano y su idealización. Una fina línea que nunca deja claro si la camina recta o no y que, en gran medida, queda en manos del espectador decidir de qué lado se decanta la balanza. Con The Beach Bum, Korine vuelve a corretear alegremente entre la caricatura y la apología sin saber en qué punto se encuentra.

El fumeta poeta Moondog, encarnado por un entregado Matthew McConaughey, ha de escribir un libro para cobrar la herencia millonaria de su recién fallecida esposa. No se sabe exactamente si estamos ante el último reducto del movimiento hippie o ante un poeta romántico que ha sustituido la absenta por un canuto gigante y una lata de cerveza. O ante una mezcla posmoderna de ambos. Un personaje en una constante huida hacia delante donde el duelo, el dolor, la responsabilidad y las preocupaciones no tienen cabida. Solo risa y «buen rollo». Un carpe diem que es una suerte de escapismo Mr. Wonderful para aquellos que pueden permitírselo. Un paraíso neoliberal y conservador -como ya lo era Spring Breakers, una película donde el cristianismo tenía un gran peso- que trasciende -cuestionablemente- lo material y reivindica una espiritualidad pop.

En el fondo de su nuevo largometraje, como en el resto de la obra de Korine, está la libertad. Una libertad individualista y una libertad sin sociedad. La libertad que proporciona un barco o una mansión construida en una isla (alejada del siempre presente skyline de Miami). La libertad como fondo, pero también como forma. Como objetivo y medio. En ese sentido, resulta imprescindible la gran labor de montaje que, a través de jump cuts y una edición libre y del diálogo, que sirve ancla en torno a la que giran las escenas, transmite una sempiterna sensación de plácida confusión y desubicación espacial y temporal. Como manera de adentrarnos en la mente de Moondog. Un trabajo admirable por la precisión requerida para simular la naturalidad de un colocón.

Como en Spring Breakers, la experiencia estética a la que somete al espectador es lo más interesante de la película. Por momentos divertida y siempre bella (la fotografía de Benoît Debie captando los atardeceres y las aguas de Miami y los juegos de colores que despliega junto a Korine en 35 mm sigue siendo un gran valor para los estetas), la maestría narrativa del cineasta hace que un viaje sin apenas trama y con un protagonista, por momentos, insoportable sea siempre entretenido y fascinante. Una experiencia que en ningún momento queda subyugada al consumo de sustancias, sino que mantiene entidad propia -si bien, como buena stoner film, es una obra que ganará vista en ese contexto. La comedia se construye a través de los pequeños detalles que desvelan una leve tendencia a la caricatura y un fuerte carácter autoparódico y tiene grandes momentos donde se apropia de la cinta de las maneras más insospechadas. Con esos dos puntos de referencia -la comedia y la experiencia estética- se revela una obra más interesante que si miramos la carga dramática de la misma.

The Beach Bum es una gran película con un pésimo fondo. Una película que hará las delicias de los fans del director y de Matthew McConaughey. Una stoner film diferente. Una experiencia estética particular. Una película, para bien o para mal, de otro tiempo y del nuestro.