Entrevista a Ana Lambarri

Ana Lambarri es directora de casting y, cuando la dejan, escribe y dirige su propia obra. En la pasada Semana de cine de Medina del Campo se llevó dos premios, Premio del Jurado a la Mejor Dirección y Premio de la Juventud, por su cortometraje 36, protagonizado por Nerea Barros, sobre una mujer maltratada por su marido. Cortometraje que cierra una trilogía en la que se presentan diferentes casos de abuso y maltrato hacia la mujer a diferentes edades. En el marco del festival -unas horas antes de ser laureada- hemos podido hablar con ella de 36, de su pasado, su presente y su futuro, y de su obra.

Pregunta: Empecemos por la trilogía de cortometrajes. ¿Cómo surge esta idea? ¿Surge como trilogía o a raíz del primer cortometraje, 16?

Ana Lambarri.: No. Nació como una trilogía. Yo quería contar tres historias, en tres edades distintas, de hecho al principio se iban a titular 17, 27, y 37, pero justo cuando rodamos 17 se estrenó Diecisiete, de Daniel Sánchez Arévalo, y decidimos cambiarlo a 16 para que no coincidiera. Por eso se convirtieron en 16, 26 y 36. Quería hacer tres historias de tres mujeres sufriendo un abuso o un maltrato y la idea era que juntas reflejasen la idea de que, en cualquier momento de tu vida como mujer, puedes ser víctima de este tipo de abusos. Y bueno, he ido hasta 36 porque yo ahora tengo 38 años y de momento no voy a seguir porque no he vivido todavía esa etapa de la vida.

P.: Eso te iba a preguntar, si no había idea de hacer un 46…

A.L.: No sé, igual cuando cumpla 46 me animo a hacer 46, no lo sé… (Risas)

P.: En cada cortometraje la protagonista sufre un abuso distinto, ¿cómo evoluciona esa idea?

A.L.: 16, al ser el primero, fue el que abrió todo el camino. Por ejemplo, en 16 ahora mismo, el abuso está al principio, pero por guion estaba al final. Después de rodarlo, en el proceso de montaje, decidimos ponerlo al principio para que el espectador en todo momento supiese lo que le ha pasado a la protagonista y fuésemos con ella viendo como enfrenta esa problemática. Eso ya marcó el guion de 26 y de 36, porque se escribieron bajo esa premisa para que fuesen todos iguales. En cada historia vemos primero el abuso o el maltrato y después las consecuencias que tiene la protagonista.

En todo momento hemos tenido el apoyo de la Comunidad de Madrid, y hemos ido in crescendo. En 16, nos apoyaron con una cantidad que junto con algunas aportaciones nuestras, nos permitió rodar. Para 26, nos apoyaron con un poquito más y pudimos trabajar mejor, con más medios. Y, en 36, hemos dado un paso poco más grande, porque no solo nos ha apoyado la Comunidad de Madrid, sino que nos ha apoyado el ICAA, y en el Festival de Gijón nos dieron el premio Movistar Plus y La Pecera. Gracias a esto nos pudimos lanzar a la piscina de hacer y desarrollar un rodaje más complejo.

P.: Y eso se ve en 36, porque está rodado en un plano secuencia… ¿Cómo lo habéis afrontado?

A.L.: Lo bueno es que el equipo se ha mantenido en los tres cortos –con alguna excepción por coincidencia de fechas con otros proyectos–, entonces eso nos ha venido muy bien porque creamos una forma de trabajo y esas dudas que surgen cuando haces un corto con un equipo con el que no tienes recorrido y no sabes cómo va a funcionar aquí no surgieron, ya nos conocíamos y sabíamos lo que podíamos esperar los unos de los otros. En 16 hicimos un trabajo más sencillo, más cercano al realismo, lo que hemos hecho es ir incorporando dificultad, hasta 36 que es este plano secuencia. Siempre hablándolo con los jefes de equipo y viendo como podíamos hacer lo que hemos conseguido con 36, que la tensión se mantiene durante todo el cortometraje, te atrapa y te mete dentro de la historia. Pero no hubiésemos llegado a 36 sin haber hecho 16 y 26. Yo soy una directora que me ocupo mucho de la parte de dirección de actores y de puesta en escena. El desarrollo de la parte más técnica, lo comparto mucho tanto con el director de foto como el jefe de sonido.

P.: La trilogía ha sido producida por 39 escalones, en principio es una distribuidora un poco ajena al mundo de los cortos. ¿Cómo surge esta asociación?

A. L.: Conocí a Carlos Guerrero que es quien que gestiona 39 escalones por medio de un amigo en común, también productor. Yo estaba intentando sacar adelante el primero de los cortos de la trilogía, 16. Mi amigo ya no podía presentar más proyectos para subvenciones, y entonces me dijo que conocía a alguien que estaba buscando algo para empezar a producir, y ese era Carlos Guerrero. Nos conocimos, nos caímos bien, le gustó el proyecto y empezamos a trabajar juntos. Como 16 funcionó muy bien, seguimos con 26 y 36. Un poco por azar, pero al final gracias al círculo en el que te mueves. Carlos empezó ahí a producir, pero ahora está haciendo muchísimas cosas. 39 escalones ya no es solo distribuidora también tiene una parte de productora y están con un montón de proyectos.

P.: Has estado muchos años de directora de casting, ahora compatibilizas…

A.L.: Sí. Trabajo de directora de casting sobre todo en publicidad y luego, cuando puedo y me dejan, pues dirijo (risas).

P.: Y a la hora de dirigir, ¿qué te aporta tener tantos conocimientos en dirección de casting? ¿Cómo se influyen mutuamente ambas ramas?

A.L.: No solicito a nadie que me haga los castings de los cortometrajes sino que los hago yo y esto para mí es bueno y malo a la vez. Por un lado, siempre estoy yo conmigo misma a la hora de tirarme a la piscina en la elección de actores y actrices. Aunque sí que lo suelo compartir con el equipo, tampoco nadie se mete mucho en si a mí me gusta cierta actriz o cierto actor. Dan por sentado que lo estoy eligiendo bien. Entonces, en ese sentido, a veces siento que voy un poco sola porque no tengo a nadie con quien comentarlo y decir: “esto me da miedo o esto otro tal…”. Pero, por otro lado, al haber trabajado tanto en dirección de casting, cuando me acerco a actores para proponerles proyectos tienen una confianza que les hace aceptarlos y participar, entonces eso está muy bien. Pero sí, al final es un poco, yo me lo guiso, yo me lo como y, a veces, sientes que te estas lanzando tu sola a la piscina… (Risas)

P.: ¿Cómo te inicias en todo el mundo del cine? Empezaste por publicidad…

A.L.: No, no, hice Bellas Artes y, después, me vine a Madrid a estudiar cine. Empecé dirigiendo, yo en 2009-2010 ya dirigí algunos cortos, pero vino la crisis y fue un momento un poco complicado. Entonces empecé a trabajar en producción. Al final, cuando estudias cine, siempre vamos todos a producción, que está muy bien porque se aprende mucho. En producción a nadie le gustaba la parte de buscar talento, entonces empecé a encontrar ahí mi hueco, hasta que en 2013 ya me puse como directora de casting, pero en realidad yo vengo de la dirección.

P.: Entonces empezaste en el cine…

A.L.: Sí, yo empecé en el cine, ahora estoy volviendo en realidad… Me pasa mucho que hay mucha gente que me conoce de hace poco y me dice: “qué bien que has dado el salto de dirección de casting a dirección…” y yo siempre les digo que no, que es al revés. Estoy volviendo ahora a lo que hacía antes. Pero bueno, es porque a veces nos gusta encasillar a la gente en departamentos y luego nos cuesta ver que quizá puedan hacer otras cosas. Igual que ahora hay muchos actores y actrices que se están animando a dirigir. Al final el crear historias y contarlas es algo que todos, yo creo, podemos hacer. Es animarse y encontrar la forma claro, porque aquí lo difícil es eso, encontrar la manera.

P.: ¿Te ha costado mucho volver a dirigir?

A.L.: Fácil no ha sido, pero difícil tampoco. Hemos tenido muchísima suerte con el apoyo de la Comunidad de Madrid. Engancharon muy bien con 16, les gustó el proyecto, nos ayudaron, y desde entonces –evidentemente porque hemos demostrado que somos un equipo que sabe rodar con calidad y que entrega los cortometrajes bien hechos y que además luego tienen su recorrido en festivales– nos han seguido apoyando. No me he visto en la tesitura de tener que financiarme yo mis propios cortometrajes, de tener que invertir un montón de dinero en sacar algo adelante. El equipo ya lo tenía porque son amigos míos desde que estudié en la escuela. Un paseo no ha sido, pero sí que es verdad que gracias a la Comunidad de Madrid, ha sido posible, básicamente. Además, Carlos ha confiado muchísimo en los proyectos y también han entrado otros productores como David Casas, Pablo de la Chica, David Torres o Yadira Ávalos. Entonces, ahora mismo, tenemos un equipo muy fuerte de cara a nuevos proyectos.

P.: Ahora estás preparando un largometraje Todo lo que no sé ¿puedes adelantar algo? ¿Cómo ha surgido? ¿En qué fase está ahora?

A.L.: Todo lo que no sé está en desarrollo, recibió la ayuda de la Comunidad de Madrid que, una vez más, nos están apoyando para ver si sacamos adelante el largometraje. En esta película exploro temas que a mí me interesan de cara a problemáticas que nos pueden surgir a nosotras, como mujeres, pero más en la vida íntima, privada, de nuestras decisiones. La protagonista es una mujer de treinta años a la que acompañaremos durante tres años de vida en los que va tomando ciertas decisiones que van a ser importantes para su futuro más cercano. Un poco explorando este concepto. Hay una evolución en el tiempo porque eso me interesa mucho, como crecemos y como al crecer vamos tomando que influyen directamente en nosotros y en nuestra forma de ser.

P.: Es tu ópera prima, ¿estás viendo mucha diferencia entre empezar a desarrollar un cortometraje y una película?

A.L.: Sí. Esto sí que es difícil sacarlo adelante. Ya es jugar en la liga de los mayores. Nosotros tenemos esa suerte de que tenemos el apoyo de la Comunidad de Madrid. Además, los productores están con proyectos que les están haciendo crecer un montón. Lo vamos a intentar, pero no significa que vaya a salir. No tenemos la certeza, pero aun así, tienes que seguir trabajando porque puede pasar. Aunque también puede pasar que hagamos todo lo que hay que hacer y que en dos años decidamos que no vamos a seguir luchando por la película porque no está siendo viable. Entonces, todo es bastante incierto.

P.: ¿Dónde te ves en un futuro o que te gustaría conseguir o llegar a dirigir?

A.L.: Creo que ahora hay una ola de nuevas realizadoras y de nuevas directoras que están haciendo cosas muy bonitas, como Carla Simón o Clara Roquet. Que si yo me tuviese que englobar en algún lugar, seguramente sería cerca de ahí. Están contando historias cercanas, historias muchas veces basadas en nuestra propia experiencia, y creo que es ahí donde más cómoda me encuentro. No soy una directora de terror o de ciencia ficción.

P.: Que la gente se sienta identificada con los personajes, que los vea y diga: “eso me ha pasado a mi”…

A.L.: Eso es. Y creo que ahora mismo hay una nueva generación de directoras que están haciendo películas en ese sentido y ya se está viendo que están funcionando muy bien.

P.: Para finalizar, algo que quieras comentar o añadir…

A.L.: Destacar un poco este festival de Medina del Campo, que estos tres últimos años nos ha dado el espacio para poder presentar los cortos. Es muy guay cuando estás dentro del festival, te han seleccionado y estás en la sección oficial. Es emocionante. Y de cara al año que viene, que seguramente no vamos a producir nada a nivel corto –porque estamos concentrados en la película– nos da mucha pena no tener la oportunidad de estar aquí en Medina. Ayer hablando con el productor y con el músico, lo decíamos: “jo, el año que viene no vamos a tener nada que presentar para venir” (risas). Bueno, puedes presentar algo y que no te seleccionen, pero ni siquiera voy a tener esa posibilidad. Es una suerte que exista este festival y el buen trabajo que hacen hacia el mundo del cortometraje. Cómo se vuelca todo el mundo, se llenan las salas, incluso viene gente de fuera de Medina a ver cine aquí, es una pasada.

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