Ficha técnica:
Título original:
Cliff Walkers
Director: Zhang Yimou
Duración: 120 min
País: China
Idioma:
Intérpretes: Zhang Yi,
Zhang Hanyu, Amanda Qin,
Zhu Yawen, Yu Hewei,
Li Naiwen, Yu Ailei

Sinopsis: China. El estado títere de Manchukuo. Años 30. Cuatro agentes especiales del Partido Comunista regresan a China después de recibir entrenamiento en la Unión Soviética. Juntos, se embarcan en una misión secreta, pero, tras ser entregados por un traidor, los espías se verán amenazados desde que comienza la misión. En los acantilados nevados de Manchukuo, los espías serán puestos a prueba hasta el límite en un juego mortal de engaños del que intentarán salir con vida.
Crítica:
La incesante nieve no abandona la imagen hasta el final de esta producción “dedicada a todos los héroes de la revolución”. El frío nos conduce a las torturadas tierras del Norte de China en los años treinta, donde dentro del contexto histórico la región de Manchukuo se encontraba en la segunda guerra sino-japonesa. Allí se vivían y cometían atrocidades. Esta trama de espionaje, que se presenta dividida en capítulos, nos narra una de tantas trágicas historias de guerra que se dan lugar en estos enfrentamientos. Ilustrada con las muy moralmente cuestionables técnicas de tortura sufridas por los chinos a manos de los japoneses acontecidas en los sucios calabozos. De esta forma la violencia cobra notoriedad en la cinta y se presta como protagonista haciéndonos participes de duras situaciones.
Cliff Walkers, como varias de las películas de la filmografía del director, contiene una marcada influencia política y es que Zhang Yimou nunca ha ocultado su posicionamiento en lo que a ideología se refiere importándole poco el yugo de la censura, el cual han sufrido varias de sus películas.
El director de La joya de Shanghai presenta este thriller para que el espectador lo disfrute plano a plano sin intentar anticiparse a los sucesos. Dejarse llevar a través de las secuencias e ir descubriendo las intenciones de los personajes. Personajes que van desvelándose como espías y traidores en ambos bandos constantemente. El desconcierto que genera esta ambigüedad hace que sea difícil saber en qué punto está la trama y qué bando lleva ventaja en la misión, lo que incrementa la intriga y la expectación. Sin embargo, este marcado juego de traiciones puede hacer complicado entrar en la historia, en algunos momentos la narrativa pueda resultar confusa con todos estos giros y antojarse cambiante. A pesar de la simpleza del montaje lineal, se desarrolla con cierta complejidad, la narrativa de la historia hubiera permitido jugar un poco más dentro de este aspecto técnico aportando más dinamismo a la acción y unión entre algunas de las escenas. Ayuda también al enredo el poco recorrido de los personajes que resultan en general bastante planos, presentados como meros artífices, lo que hace que la tensión se disipe en algunos momentos del largometraje.
En cuanto al aspecto visual, la estética es admirable, una vez más destacable –como suele ser alabada y ya una característica– su cuidada fotografía. Con ciertos reflejos de un cine clásico en blanco y negro que nos traslada a la época. Este cóctel de agentes dobles, mensajes encriptados, pastillas de cianuro, callejones sin salida, persecuciones –tanto en coche como a pie– perfectamente coreografiadas, etc. la hacen digna merecedora del género al cual se la atribuye. Sin dejar de lado el papel que a lo largo de todo el film juega la nieve, un elemento más protagonista que los propios personajes. Y es que gracias a ese blanco, impecable y limpio color, contrastado con el oscuro vestuario de los actores y con el rojo sangre que en muchas ocasiones la ensucia, se logran crear imágenes muy llamativas. Desde otro punto de vista y enmarcándonos en un aspecto más conceptual se pueden encontrar ciertas similitudes entre la nieve y la mujer protagonista. Cliff Walkers, por tanto, sería el relato de una mujer fuerte con un rostro angelical y una mirada inocente que quedará “manchada” por la violencia y la maldad humana.