Crítica ‘Irati’

Puntuación: 3 de 5.

En los últimos años se han estrenado un puñado de películas de corte histórico-fantástico con la reivindicación nacional vasca como eje central; a saber: Akelarre, Todas las lunas y, ahora, Irati. Si las dos primeras enmarcaban su acción en la Edad Moderna para revisar las figuras de las brujas y los vampiros, el segundo largometraje de Paul Urkijo, que ya había dirigido Errementari, cinta que también se inscribe en esta pequeña corriente, se retrotrae hasta la Alta Edad Media para invocar la mitología vasca prerromana.

La película se abre con las pinturas rupestres de la diosa Mari, su consorte Sugaar, otras figuras humanas y animales y las manos en negativo. Es decir, mientras corren los créditos, Urkijo ya nos está anticipando qué terreno van habitar sus imágenes: el de la fantasía y la magia. De esta forma, la cinta se erige ritual. La propia película es un acto mágico, de memoria de una cultura oral en vistas de desaparición. Algo que corroboran sus imágenes fantásticas.

Paul Urkijo, Gorka Gómez Andreu y Mikel Serrano crean un mundo arrebatadoramente hermoso, bucólico y otoñal; un mundo ideal y ficticio; un mundo mejor. Ese mundo mágico, de lamias y brujas, convive en el mismo espacio que el mundo real; y solo los separa la luz y la mirada. Son esos momentos de transición entre sendas esferas aquellos que, a través de los cambios de luz y del paisaje, dotan de mayor empaque a la cinta. Como aquel travelling que unía la realidad y la fantasía en El hombre del norte o el corte que desmitificaba las historias artúricas en El caballero verde.

No en vano esta es una historia de transiciones, de un mundo a otro y de la negación de una tradición e iconografías hasta su aceptación tras el enfrentamiento visual con esa realidad. Ese es el viaje de iniciación que realiza el protagonista, Eneko, el mismo que realiza el espectador. Eso sí, un viaje corto y que apenas se asoma a ese mundo mágico. Su poder invocador no alcanza su máximo exponente, porque tampoco es el objetivo de sus creadores. En su lugar, ese pasado se entremezcla con los códigos de la espada y brujería contemporáneos y con su semilla: la imaginería heredera del siglo XIX británico, desde las novelas románticas que retomaban y reimaginaban el ciclo artúrico hasta las pinturas de John William Waterhouse y otros prerrafaelitas. El resultado es una obra que se mueve con gracia en los códigos del género —no tiene mucho que envidiar visualmente a algunas propuestas de primera línea del género— y que tiene cierto grado de especificidad que le permite separarse del resto de la producción internacional, pero cuyo potencial dramático y temático termina quedándose corto, porque, al final, es un ejercicio formal donde el género y el poder de las imágenes terminan por comerse el relato y su trasfondo.

Más allá de lo oral y lo tradicional, se pueden trazar no pocas líneas con el presente, líneas que ya estaban trazadas con más precisión y soltura en Akelarre: el feminismo (aquí se juguetea con la idea de que fueron las sociedades matriarcales los pilares que impulsaron la civilización) y el sentimiento nacional vasco contra la imposición de un elemento centralizador externo (el cristianismo/el español). No obstante, no son las únicas cartas que se juegan, sino que también aboceta la correlación entre divinidades (la diosa Mari y la Virgen María) que esconden una visión del mundo, la observación de la naturaleza como materia prima originaria del ideario colectivo y un protoecologismo.

Irati es una rara avis en la industria española y ello es una muestra del talento y del trabajo de su equipo creativo. No es fácil llevar a cabo esta película y menos en el marco de producción español. No es una obra perfecta y tampoco lo necesita, pues sus imágenes la elevan y la falta de referentes sólidos en el género terminan de encumbrarla como una de las grandes cintas del fantástico español.


Título original: Irati Duración: 114 min País: España, Francia Idioma: Euskera, latín Director: Paul Urkijo Alijo Guion: Paul Urkijo Alijo, basado en el cómic ‘El ciclo de Irati’ de Jon Muñoz Obaegui y Juan Lusi Landa Productores: Iñaki Burutxaga, Juanjo Landa, Paul Urkijo Alijo, Jokin Echeverria, Jone Miren Goenaga Fotografía: Gorka Gómez Andreu Montaje: Elena Ruiz Música: Maite Arroitajauregi, Aránzazu Intérpretes: Eneko Sagardoy, Edurne Azkarate, Itziar Ituño, Elena Uriz, Kepa Errasti

Sinopsis: Siglo VIII. El cristianismo se extiende por Europa mientras las creencias paganas desaparecen. Ante el ataque del ejército de Carlomagno atravesando los Pirineos, el líder del valle pide ayuda a una diosa ancestral. Mediante un pacto de sangre, derrota al enemigo dando su vida a cambio, pero antes, hace prometer a su hijo Eneko que protegerá y liderará a su pueblo en la nueva era. Años más tarde, Eneko afronta esa promesa con una misión: recuperar el cuerpo de su padre enterrado de forma pagana junto al tesoro de Carlomagno. Pese a su fe cristiana, necesitará la ayuda de Irati, una enigmática pagana de la zona. Los dos jóvenes se adentrarán en un extraño e inhóspito bosque donde “todo lo que tiene nombre existe”.


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