Marlowe de Neil Jordan es una rara avis. La historia nos presenta una nueva investigación, ahora para encontrar lo que se esconde tras la desaparición del amante de una gran heredera de Los Ángeles. No pasará a la Historia como una gran película ni Liam Neeson será recordado por su encarnación del detective, más allá de la anécdota que se trata su 100º largometraje. Son una película y una interpretación correctas, con diálogos, personajes e imágenes rescatables. El valor de la cinta está en otro lugar.
Philip Marlowe es un detective creado por Raymond Chandler en 1934 y que dio su salto —de forma oficial, pues cuenta con dos adaptaciones previas con un trasunto con otro nombre— a la pantalla en Historia de un detective (Edward Dmytrick, 1945), aunque su caracterización más famosa, en rostro de Humphrey Bogart, llegó un año después con El sueño eterno de Howard Hawks. Luego de la muerte de Chandler, sus herederos han continuado autorizando, con mayor o menor regularidad, la publicación de novelas y relatos cortos, entre los que se encuentra La rubia de los ojos negros de Benjamin Black, alias para el género negro del escritor John Banville. Algo parecido ocurre con el cine. Tras los años 40, la gran década para Marlowe, el detective solo volvió a la gran pantalla en los años 70, con Robert Mitchum prestando su rostro o Robert Altman tras alguna de las cámaras, y, ahora, de mano de Liam Neeson y Neil Jordan y Will Monahan, que adaptan la novela de Banville.
No descubro nada cuando digo que el cine negro es uno de los géneros estrella a la hora de revisar el Hollywood clásico. Su particular puesta en escena, heredera del expresionismo alemán, su líneas de diálogo sarcásticas y la facilidad para desarrollar crítica social a través de un retrato de los reversos oscuros de la sociedad lo hacen particularmente atractiva para los ojos modernos. Hoy, ese cine negro está desaparecido, diluido en la estilización del neo-noir y pendiente de una industria en crisis.
Y aquí es donde entra Marlowe. La cinta no solo es el regreso de uno de los detectives más icónicos, sino de un tipo de cine que parece olvidado. Como decíamos, el cine negro ha ido mutando desde su etapa de madurez hasta y la película abre un período de neoclasicismo. Son sus formas historicistas las que confieren a la película un aura particular, pues no está innovando desde la exclusividad, sino desde la imitación, desde la recreación en el presente de formas pasadas. Y no solo en lo referido al género, sino también en sus imágenes y su aura a un cine de serie B, al que Neil Jordan parece tener especial vocación, que prácticamente ha desaparecido.
Y es normal que no tenga una gran acogida por parte de crítica y público, pues surgen desde el mismo lugar que la película: la admiración nostálgica e histórica, consecuencia directa de la aparición de los historiadores y contexto sociocultural en el que nos encontramos —que el renacimiento de uno de los dos géneros estadounidenses por excelencia sea una coproducción exclusivamente europea, dirigida por un irlandés, protagonizada por uno de los grandes rostros de Hollywood, de nacionalidad española y rodada entre Barcelona y Dublín dice mucho de ese contexto—; una admiración que, como ocurrió en el siglo XIX, lleva a la recreación de lo que, en el presente, se conciben como formas prístinas y que termina llevando al simulacro y a la impostura. Pero si, como espectadores, nos librásemos de ese presentismo nostálgico. Porque, sí, no es gótico, pero lo parece, y dentro de un siglo el neoclasicismo tendrá entidad estética propia.
Título original: Marlowe Duración: 109 min País: Irlanda, España, Francia Idioma: Inglés Dirección: Neil Jordan Guion: Neil Jordan, William Monahan, basado en la novela ‘La rubia de ojos negros’, de Benjamin Black. Productores: Alan Moloney, Patrick Hibler, Philip Kim, Colette Aguilar, Victor Hadida, Mark Fasano Fotografía: Xavi Giménez Montaje: Mick Mahon Música: David Holmes Intérpretes: Liam Neeson, Diane Kruger, Jessica Lange, Brenda Rawn, Alan Moloney, Stella Stocker, François Arnaud, Darrell D’Silva, Ian Hart, Patrick Muldoon, Daniela Melchior.
Sinopsis: El detective callejero y venido a menos, Philip Marlowe, es contratado para encontrar al ex amante de una glamurosa heredera, hija de una conocida estrella de cine. La desaparición desentierra una red de mentiras y Marlowe se verá envuelto en una investigación peligrosa y mortal en la que todos los implicados tienen algo que ocultar.