Jana Berzelius es una aspirante a fiscal brillante, una mujer enigmática, inteligente y decidida que demuestra estar a la altura de la dificultad del primer caso al que se enfrenta: la muerte de un funcionario de alto cargo de inmigración. Su actitud valiente, su personalidad distante y su mirada misteriosa hacen del personaje protagonista una conquistadora. El presente y el pasado al que pertenece —relacionado con el caso que investiga— no tardará en encontrarla y atormentarla —hay cicatrices que aunque ya curadas son difíciles de olvidar y fáciles de volver a abrir—. Jana: almas robadas, un viaje por aguas turbias y turbulentas, adaptación de la novela homónima escrita por Emelie Schepp y editada en España por Harper Collins, aumenta la apuesta capítulo a capítulo.

Su director Felix Herngren te sumerge en aguas bravas desde el comienzo de este thriller, sembrando dudas, incógnitas y una acción continuada que no da ni un solo respiro al espectador. Pero a su vez sabiendo mantener la calma dentro de la narrativa, sin perder los nervios, sin precipitarse al abismo, a pesar de los acontecimientos que transcurren. Este ritmo pausado dentro de la acción lo convierte en una experiencia de contrastes, llena de luces y sombras como las que podemos ver dentro de Jana. Poco a poco descubriendo y profundizando en su temperamento, su instinto intimidante, pero a la vez de arrebatadora naturaleza; una faceta reservada que esconde la dicotomía dentro de su ser y a la que se enfrentará con la vuelta de un oscuro pasado del que será difícil escapar. No solo en ella observamos ese coraje, la fuerza y una lucha interna, sino en todo lo que rodea la construcción de los personajes femeninos de la serie —no se aprecia tanto en los masculinos—. También encontramos esa dualidad en su hermana, dulce y el deseo de elegir un buen camino, pero con un gran problema de drogas. O la policía encargada del caso y su particular modo de entender la forma de hacer su trabajo y buscar justicia.

A la hora de plasmar esta historia en pantalla, Felix Herngren se sirve del agua: la corriente del río, cascadas, presas o el inmenso mar. Encontramos a lo largo de cada capítulo planos recurrentes con un pequeño giro de cámara ralentizado mientras una música parece querer hipnotizar al espectador. Nos deja imágenes de aspecto onírico, que mantienen un hilo conductor a través de la importante simbología del agua dentro de la serie, y que sirven de transición entre escenas no dejando olvidar al espectador que está siendo transportado por la corriente de una seductora narrativa dentro de una historia dura, salvaje y adrenalínica. Sin ignorar la atmósfera sobria y sombría que regala Suecia y el tratamiento de la imagen con un tono frío y gris que nos introduce aún más en la oscuridad de la propia temática, tráfico de niños, y en el aura de suspense de elevada tensión, que parece que estar una bomba siempre a punto de explotar.

El resultado es un buen maratón para los amantes de los thrillers policiacos, fieles seguidores del crimen y las historias truculentas. Como los más grandes, clásicos y famosos detectives de novelas llevados a la gran pantalla (Poirot, Sherlock,… ) Jana resulta difícil de leer, a veces de entender su particular comportamiento de pocas palabras. Pero de la misma forma conquistar al observador. El público va a pedir más casos para la fiscal Jana Berzelius. 

---