Ficha técnica:
Título original:
A Chiara
Director: Jonas Carpignano
Duración: 121 min
País: Italia
Idioma: Italiano
Intérpretes: Swamy Rotolo
Claudio Rotolo, Grecia Rotolo,
Carmela Rotolo, Giorgia
Rotolo, Antonio Rotolo,
Vicenzo Rotolo, Antonina
Fumo, Giusu D’Uscio, Patrizia
Amato, Concetta Grillo

Sinopsis: La familia Guerrasio y sus amigos se reúnen para celebrar el dieciocho cumpleaños de la hija mayor de Claudio y Carmela. Existe una sana rivalidad entre la cumpleañera y su hermana Chiara, de 16 años, mientras compiten en la pista de baile. Es una ocasión feliz y la familia está unida y en plena forma. Sin embargo, todo cambia al día siguiente cuando Claudio desaparece. Chiara comienza a investigar: a medida que se acerca a la verdad se ve obligada a decidir qué tipo de futuro quiere para ella
Crítica:
En este 2022 se cumplen 50 años del estreno de El Padrino. La obra magna de de Francis Ford Coppola, un oscuro relato sobre la corrupción del Sueño Americano, estableció la iconografía con la que se representaría a la mafia a partir de ese momento. En particular, hay una imagen que marca, de forma desapercibida, esa representación: el rostro de Kay Adams (Diane Keaton) mirando cómo uno de los hombres de su marido, Michael Corleone (Al Pacino), cierra la puerta en sus narices, negándole el acceso al negocio del nuevo capo. Algo que también estaba presente en la primera escena de la película, con la boda de la hija, donde se establecía una dicotomía entre la cara pública (la luz) y los negocios a puerta cerrada (la oscuridad). En Para Chiara, Jonas Carpignano explora el choque entre ambos y el desencanto que produce.
Y la forma en la que lo hace es tan brillante como habitual: a través de la coming of age. En los últimos años, películas como Jojo Rabbit o Belfast han narrado los horrores de las guerras a través de una perspectiva infantil. No obstante, esa perspectiva servía para deconstruir el universo adulto a través de un mirada más inocente, menos viciada y más bondadosa. Aquí es al contrario. La ingenuidad de Chiara se rompe cuando su coche explota frente a su casa y su padre se convierte en fugitivo y se ve obligada a entrar en un mundo complejo. Un agresivo baño bautismal que resulta traumático. Y es la asimilación de ese trauma, como ocurría en Un pequeño mundo, lo que se estudia en esta película.
El personaje de Chiara es el motor de la historia. O, mejor dicho, la evolución de las emociones de la joven respecto a lo que la rodea. La película se estructura a raíz de ese aparato sentimental: duda, rechazo, negación, aceptación… Un andamiaje circular que va desde los momentos de felicidad previos al proceso de maduración hasta los posteriores. Todo ello con una curiosa perspectiva de clase que sobrevuela toda la cinta, particularmente en el último tramo de la cinta: el padre no es el jefe de la mafia, sino un secuaz al mando de un grupo de hombres; la comparación entre la celebración inicial y la final; el ambiente de extrarradio en el cual se mueven; la omnipresente idea de supervivencia… Carpignano elabora un relato humano, pero sin olvidarse de las situaciones sociales donde se encuentra cada uno.
Pero, en el fondo de todo ello -y de esta forma es como se relaciona de forma más estrecha con el coming of age-, está la familia. La familia no entendida como se entiende generalmente en el subgénero de la mafia, es decir, como una forma de verticalización y de extorsión a través de los vínculos sentimentales. Algo de eso hay en la mafia de Calibria, donde los clanes no admiten a miembros con los que no estén emparentados, pero Carpignano no cuenta la historia de una familia mafiosa, sino de una familia que está relacionada con la mafia. La dialéctica padre-hija, la rivalidad entre hermanas o el enfrentamiento con la madre y las distintas emociones que conllevan son los pilares sobre los que se construye la cinta. La mafia, la droga, la violencia, la ilegalidad o las relaciones con las instituciones está presentes, pero siempre a un nivel no tan profundo. Todos estos elementos conforman las distintas coordenadas por el mapa que tendrá que aprender a navegar Chiara.
Familia es, también, el reparto. Con Chiara, interpretada Swamy Rotol, como centro. Todo ello forma de una aproximación ficticia al documental, donde los propios intérpretes realizan el mismo viaje que sus personajes y donde la cámara se dedica exclusivamente a capturar esos momentos. Una propuesta estética que es efectiva, gracias en parte a un montaje acelerado, pero que se ve contrarrestada con escenas oníricas o cercanas al realismo mágico que no terminan de encajar de una forma orgánica. De esta forma, Jonas Carpignano continúa explorando las distintas culturas que viven en la ciudad de Gioia Tauro, tras el cortometraje A Chjàna (2011) y los largometrajes Mediterranea (2015) y A Ciambra (2017). Siempre desde relatos individuales con un acercamiento humano que se centra en explorar las emociones de sus personajes. Y Para Chiara no es diferente.
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