¿Dónde está Anne Frank?

Ficha técnica:

Título original:

Where is Anne Frank

Director: Ari Folman

Duración: 99 min

País: Bélgica, Francia, Holanda

Idioma: Inglés

Intérpretes: Ruby Stokes,

Emily Carey, Sebastian Croft,

Ralph Prosser, Michael Maloney,

Samatha Spiro, Skye Bennett,

Naomi Mourton, Tracy-Ann

Oberman, Stuart Miligan,

Andrew Woodall, Maya Myers

Vértigo Films

Sinopsis: Como una decidida adolescente, Kitty , la amiga imaginaria de Ana Frank, se despierta en el futuro, dentro de la casa de Frank en Amsterdam, y se embarca en una aventura para encontrar a su mejor amiga convencida de que sigue viva en algún lugar de Europa. Aunque la joven muchacha queda impresionada ante los avatares del mundo moderno, también se sorprende por el legado que ha dejado Ana tras de sí.

Crítica:

En este presente tan marcado por la negación de un futuro, donde los cineastas miran a sus infancias en busca de una Arcadia feliz, Ari Folman cuestiona nuestra mirada al pasado y nuestro presente e invitar a intentar hacer del futuro un tiempo mejor. Para ello adapta su propio cómic homónimo donde postula que el legado de Ana Frank no es más que un icono pop: Kitty, la amiga imaginaria que habitaba las páginas del diario, cobra vida y ve la negrura que impregna el presente.

Esta película opera en apenas dos capas, pero muy poderosas ambas. Por un lado, está la crítica social explícita al tratamiento de la inmigración. En Ámsterdam, sinécdoque del mundo actual, el conflicto entre la población local y un gran número de refugiados e inmigrantes ilegales es cada vez mayor. La capital europea es representada en todo momento como un lugar gris y frío, antipático. «Ana Frank no está», parece querer responder la película a su propio título en sus primeros compases, «no está porque la empatía murió con ella»; sin embargo, a medida que avanza vemos esperanzadores destellos de humanidad. Eso no quita que la película sea muy crítica con el individualismo y la falta de empatía de sociedad actual. Ari Folman es muy contundente: el trato que han recibido por parte de Europa los refugiados ha sido racista, discriminatorio y egoísta; y recuerda, sin caer en la frivolidad, que hace no mucho tiempo sus padre, abuelos, bisabuelos también sufrieron y huyeron de una guerra. En paralelo, Kitty investigará lo ocurrido con Ana Frank tras su detención, sirviendo no solo como «continuación espiritual» al diario, sino también como recordatorio cómo termina el camino que está recorriendo Europa en la actualidad.

La otra capa es más profunda, pues habla de nuestra relación con el pasado, marcada por el capitalismo y la imposibilidad de aprender de la Historia. El diario se ha convertido, lejos de su carácter original, en una pieza de museo. La vitrina encapsula y enjaula lo simbólico para convertirlo en una reliquia material. El cristal impide una conexión empática con el objeto (el montaje de la cantidad de turistas que visitan la casa es un muestra notable de ello) y, por ello, es imposible aprender de ello. O, al menos, improbable, pues depende de la voluntad de cada uno. En ese sentido, el robo del diario es el acto simbólico que rompe el encantamiento pop. Al sacar el tesoro de del púlpito este entra en el mundo real y permite el diálogo, entre iguales, entre pasado y presente. Por tanto, se relaciona estrechamente con El último duelo, aunque desde diferentes campos del espectro. Si Ridley Scott utilizaba un pasado con similitudes con el presente, Folman acude a un presente con similitudes el pasado.

Y el director de El Congreso comprende que es extrapolable al arte, que la sacralización de las obras, de sus autores y de los espacios forman parte del sistema artístico; entiende que el arte sigue existiendo porque fracasa. Por ello, ¿Dónde está Ana Frank? es un proyecto arriesgado y ambicioso, pues intenta rebelarse y romper (seguramente sin éxito) ese ciclo y generar un impacto social. Para ello, no se limita solo a la obra en sí, sino que, junto a la cinta -la más conscientemente pedagógica de las realizadas hasta el momento por Folman-, hay un programa educativo que pretende llevar a las aulas y otros espacios similares con el fin de que la historia de Ana Frank genere un impacto. Es un filme cuya verdadera vida comienza una vez ha terminado la proyección. Coloquios, debates, discusiones. Poco importan su magnífica animación, entre el cartoon y el cómic europeo, o su clasicismo narrativo; en cambio, su valor radica en el diálogo generado a posteriori. Y eso es emocionante. Lo triste es que será atemporal.

Vértigo Films

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