Crítica ‘Peter Von Kant’

Ficha técnica:

Título original:

Peter Von Kant

Director: François Ozon

Duración: 84 min

País: Francia

Idioma: Francés

Intérpretes: Denis Menochet,

Isabelle Adjani, Khalil Ben

Gharbia, Hanna Schygulla,

Stefan Crepon, Aminthe

Audiard

Caramel Films

Sinopsis: Peter Von Kant, un famoso director de éxito, vive con su asistente Karl, al que maltrata y humilla. Gracias a la gran actriz Sidonie, conoce y se enamora de Amir, un apuesto joven de origen modesto, a quien ofrece compartir su casa y apoyarle para entrar en el mundo del cine…

Crítica:

Pocos géneros cinematográficos despiertan más polémica en la opinión pública, y especialmente en el fértil terreno de las redes sociales, que el de las cintas biográficas. Junto a los biopics, están los remakes, pues la pasión con la que cinéfilos y críticos los atacan es fácilmente comparable, utilizando argumentos que fácilmente llevan a la conclusión de que son películas que no deberían hacerse, que deberían ser censuradas. Así, se puede afirmar que la elección de hacer un remake de la película Las amargas lágrimas de Petra Von Kant (R. W. Fassbinder, 1972) que, al mismo tiempo un corte biográfico de su creador, el cineasta alemán R. W. Fassbinder, mezclando dos motivos de odio tan fuertes, fue una decisión cuanto menos atrevida.

Desgraciadamente el atrevimiento se detiene ahí, ya que la protagonista original, Petra, ya contenía en sí misma una autorrepresentación de Fassbinder, y en este sentido su traducción para Peter por François Ozon no va mucho más allá. La intención de homenaje es clara por parte del director, así como la devoción mostrada hacia el maestro alemán, ya que no es la primera vez que adapta uno de sus textos para la pantalla, como en Gotas de agua sobre piedras ardientes (2000). Pero al convertir lo que es subtexto en la película original de Fassbinder en el texto de su propia película, Ozon superficializa las cadenas de significantes que la forman. ¿Pero sería justo leer la película sólo como una metáfora, o un pastiche, de la obra y la vida de Fassbinder? No lo creo.

A pesar de sus limitaciones a nivel de adaptación textual, es innegable lo mucho que aporta el reparto, cada uno dentro de las particularidades de sus personajes, una gracia que va más allá de las limitaciones impuestas por la trampa del homenaje propuesto. La caracterización de Denis Menochet como análogo de Fassbinder es impecable, incorporando a su interpretación gran parte de la corporeidad gestual del director. El actor domina el espacio escénico, con una potencia única, dando al personaje la conciencia de que su dolor es un espectáculo para los demás y, en consecuencia, un cierto deleite en esta relación masoquista. Isabelle Adjani, como una vieja musa, y Hanna Schygulla (que participó en la película original de Fassbinder), como la madre del protagonista, completan el trío de actores experimentados de la película y tienen suficiente peso dramático para contrarrestar el poder de Menochet en la pantalla, en un delicioso juego de mordiscos y golpes, esencias y apariencias. El reparto se completa con un trío de debutantes: Khalil Ben Gharbia, como el amante; Aminthe Audiard, con la hija; y Stefan Crepon, como el callado asistente. No se dejan intimidar ni anular por el primer trío, funcionando como piezas de un contrapunto bien ajustado en el juego dramático propuesto por Ozon. Lo más destacable son los expresivos ojos de Crepon, que hacen de su personaje uno de los más carismáticos de la película.

Además, si partimos de un análisis estilístico, nos damos cuenta de que en su reapropiación del texto de Fassbinder, Ozon construye visualmente su película desde un ámbito intertextual más amplio. Es posible rastrear referencias e inspiraciones que van desde las que inspiraron al propio Fassbinder, como Douglas Sirk y su obra Todo lo que el cielo permite (1955), hasta las que se inspiraron en él y de alguna manera continúan su legado, como Pedro Almodóvar con sus colores primarios y su aguda ironía. La dedicación a la hora de tejer esta red intertextual es una prueba más de la pasión que François Ozon siente por R.W. Fassbinder y su obra. Esta pasión es probablemente la causa de que la trayectoria del Peter de Ozon sea menos pesimista y más digerible para el público mainstream que la amargura de de Fassbinder. La canción recuperada de Querelle (R.W. Fassbinder, 1982), en Peter Von Kant en la voz de Adjani, expresa «Todo hombre mata lo que ama», a lo que la película parece responder: en el cine revivimos lo que amamos.

Caramel Films

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