Ficha Técnica
Título original:
El buen patrón
Director: Fernando
León de Aranoa
Duración: 120 min
País: España
Idioma: Español
Intérpretes: Javier Bardem,
Manolo Solo, Almudena
Amor, Óscar de la Fuente,
Sonia Almarcha, Fernando
Albizu, Tarik Rmili.

Sinopsis:
Se acerca una semana importante para Blanco, jefe de una fábrica de balanzas. Todo deberá ser perfecto para que pueda añadir un premio más a su colección. Sin embargo, los problemas comienzan a sucederse y la vida personal de sus trabajadores y la suya propia crearán una serie de impedimentos que hacen peligrar el ansiado galardón. Blanco hará todo lo posible por su preciado premio, cruzando líneas que no debería para equilibrar la balanza a su favor.
Crítica
Ácida y mordaz, es la tragicomedia que representará a España en la la edición 94 de los Premios Óscar y favorita —con unas históricas 20 nominaciones— a los Premios Goya. Una crítica social que pone sobre la mesa la problemática de la influencia del poder y la hipocresía, no sólo en el ámbito personal, sino también en el profesional. Es en la conjunción de ambos mundos donde se refleja el egoísmo por encima de las relaciones. Así se entreteje una comedia que reflexiona sobre el nepotismo y la injusticia y crea humor a costa del poderoso egoísta, que no guarda remordimientos de sus actos. Llena de ironía en todo momento y, jugando con la iconografía de la balanza, es capaz de conseguir una narrativa basada en ese juego de equilibrios y desequilibrios, donde un favor se compensa con otro y no se da sin recibir.
Fernando León de Aranoa señala cómo se aplica la justicia según el interés personal. Parece que lo injusto solo lo es si nos perjudica y, si nos beneficia, no nos suena tan mal. Sobre esta dicotomía se construye el relato, donde el rencor y la envidia surgen de la suerte (o de la ayuda) que reciben los otros. Sin embargo, y a pesar de cómo se desarrolla El buen patrón, la película no termina de condenar esa cultura de los favores, si no que llama a la reflexión de preguntarnos donde está la línea, recalcando la importancia de ser ético y la necesidad de más honestidad, transparencia y responsabilidad afectiva. Así, la película incide en que, cuando alguna de las partes actúa de forma egoísta, ciertos favores pueden salir algo caros, alertándonos de tener cuidado de a quién pedir ayuda: lo que nos puedan pedir a cambio puede conllevar un precio demasiado alto. De esta manera, se hace un retrato del interés detrás de los favores, que socialmente implican otros. También, en esa lucha de equilibrios, se encuentra el enfrentamiento entre las viejas costumbres y la nuevas problemáticas sociales, introduciendo las voces de mujeres y de personas migrantes, aunque, por desgracia, beneficiando los intereses de Blanco.
A través esta dinámica, Blanco, el protagonista y propietario de la fábrica de balanzas, ha llegado hasta donde está, creyéndose en la responsabilidad y el derecho de ayudar a sus empleados y conocidos, y entrometerse en sus vidas para que luego se lo deban agradecer. Bardem representa perfectamente ese papel de hombre pudiente, influyente y egoísta, capaz de pisar a cualquiera con el fin de conseguir lo que desea. Con una personalidad de líder carismático, construye relaciones en base a su poder y aprovecha las necesidades de los que le rodean para conseguir control. Javier Bardem es toda la película, donde el espectador espera su triunfo aunque desea su fracaso.
Con una fotografía cuidada y un gran manejo de la puesta escena, Fernando León de Aranoa materializa ese equilibrio, con el motivo de la balanza siempre presente, que refuerza el concepto no sólo de la justicia, si no también como metáfora de la forma de relacionarnos. Esa búsqueda del equilibrio llega también a la construcción de un gran guión, cuya estructura férrea resulta, al tiempo, perfectamente balanceada. De esta forma, solo quedan elogios para el plano final. Un plano fijo, de tono tragicómico, encierra el espíritu de la cinta: la crítica, el desequilibrio y el desconsuelo de descubrir la hipocresía y el egoísmo de alguien en quien confiábamos.
Solo nos queda reflexionar si queremos que la imagen exportada se ajuste o no a la realidad.
3 comentarios en “El buen patrón”