Ficha técnica:
Título original:
Kazn
Director: Lado Kvataniya
Duración: 137 min
País: Rusia
Idioma: Ruso
Intérpretes: Niko Tavadze, Daniil
Spivakovsky, Yuliya Snigir
Ekaterina Ermishina,
Olga Lapshina, Vladimir
Mayzinger, Elena Morozova,
Ivan Mulin, Evgeniy
Muravich, Valeriy Myznikov,
Aleksandr Potapov, Igor
Savochkin, Valentin
Smirnitskiy

Sinopsis: Durante años, las fuerzas policiales rusas han intentado detener al asesino en serie más inteligente y buscado del país. Pero incluso cuando lo atrapan, nadie puede demostrar su culpabilidad. A medida que se intensifica la persecución, la investigación se vuelve cada vez más personal entre el detective y el sospechoso.
Crítica:
En el pasado Festival de Sitges se presentó una película rusa de un director desconocido, una ópera prima que no parecía tal. El boca-a-boca acudía a títulos tan insignes como Memorias de un asesino (Bong Joon-ho, 2003) o Zodiac (David Fincher, 2007) para transmitir el entusiasmo por la obra de Lado Kvataniya. Nacía el culto.
La ejecución, como las dos películas citadas, está basada en hechos reales. El Carnicero de Rostov, el asesino en serie más brutal de la historia del país, es la principal inspiración para la película. Un relato crudo sobre la corrupción y la caída de un sistema, que tiene como telón de fondo los últimos días de la URSS. No obstante, a diferencia de sendos títulos, el cineasta ruso mezcla conscientemente la realidad del caso con los de otros asesinos en serie, al tiempo que introduce grandes dosis de ficción. El resultado es un thriller conspiranoico, que pone en cuestión la versión oficial del sistema al exponer la profunda necesidad de éste de encontrar un culpable; y en su lugar parece proponer, no sin tristeza, una justicia primitiva, donde el «ojo por ojo» es el único camino para alcanzar algún tipo de justicia. Los dos personajes protagonistas explicitan, a través de sus personalidades, eso mismo, pues, si el joven Sevastyanov representa ese idealismo imposible, el inspector Ilsa muestra el lado oscuro de esa estructura corrupta e inherentemente violenta. Un cinismo que deja sin cuestionar, eso sí, la misoginia de un sistema donde la violencia sexual y doméstica campan a sus anchas (por no hablar del paupérrimo papel que tienen los personajes femeninos en la cinta).
Por consiguiente, está más cerca, y por seguir manejando las comparaciones que han acompañado a la película, del retrato de una obsesión de Zodiac o de Prisioneros. La pesadez de la imagen y la densidad de las texturas nos teletransportan por momentos al San Francisco o la Escandinavia fincherianos, haciendo de los campos y carreteras de Rusia lugares claustrofóbicos, opresivos, e invoncando la psicológica de sus protagonistas a través de la representación del espacio. Sin embargo, a pesar de encontrarse más cerca del nihilismo del director estadounidense que de la desesperación humanista de Bong Joon-ho, encuentra en este su principal referente (reconocido) a través de en sus paisajes rurales, la naturaleza y la forma de los asesinatos y las contradicciones morales de la pareja protagonista. Como ambas, adopta una estructura no lineal de saltos temporales entre los diversos lugares donde transcurre la acción. Esta idea pretende unir conceptualmente los el pasado y el presente, algo que en gran medida logra, pero que también otorga una buena dosis de confusión, pues, si bien el espectador siempre va de la mano con rótulos y explicaciones finales, Lado Kvataniya juega algunas cartas que bien podrían considerarse tramposas, pero que le permiten extender y matizar su discurso temático. La realidad es que es una película más sencilla de lo que aparenta, que riza el rizo de forma quizá innecesaria, pero poderosa.
La ejecución llega a Filmin sin previo paso por salas y uno no puede evitar sentir pena; si bien eso significa que llegará a más ojos de lo que habría hecho en su recorrido comercial, la negrura no empapará los huesos. El cuidado que el cineasta ruso imprime en las texturas, en la luz y en el paisaje sonoro no alcanzará las cotas de profundidad imaginadas. En ningún momento eso hará que funcione peor: la película es lo suficientemente cerebral como para sobrevivir en el océano de streaming, e incluso, lograr un culto por parte de los fanáticos del thriller. Pero sí perderá una parte considerable de su impacto emocional. La incógnita será el impacto tendrá en el cine, su Historia y sus jugadores.
No es la primera película que se realiza sobre Andréi Chikatilo (Ciudadano X, Evilenko) y seguramente no sea la última, pero, desde luego, es la más robusta e interesante hasta la fecha. Tampoco tiene mucho que envidiarle a Zodiac o Memorias de un asesino, si bien no termina de jugar en la misma liga. Eso sí, cabe recordar que estamos ante una ópera prima; el primer trabajo de alguien que en el futuro dará mucho que hablar.