El tercer día de la Seminci continua con el aparente eclectismo de propuestas pero que esconden historias y formas conocidas. Si Love according to Dalva se apoya en el cine de los Dardenne, Alma Viva surge de un caldo de cultivo similar a Alcarràs o Pamfir comparte formas con Corpus Christi o Evolution. Películas que recuerdan a películas en un festival de cine donde la arquitectura de su teatros es para admirar.
Alma viva (Cristèle Alves Meira) – Sección Oficial
Representante de Portugal para los Oscars, Alma viva es una película que recuerda a la representante española, Alcarràs: un pueblo, una familia, una niña, un modo de vida a punto de desaparecer, una narrativa dispersa y naturalista, actores no profesionales, cierto carácter semiautobiográfico, una estética naturalista, inspiración en Kiarostami,… También tiene un espíritu en común con una de las novelas españolas del año, Carcoma de Layla Martínez, aunque con menos rabia y mala baba. Una serie de coincidencias que debería hacernos poner las cosas en perspectiva. No obstante, discurre por otros caminos y temas.
Quizá lo más sorprendente es su sentido del humor, que discurre entre lo grotesco y lo oscuro, logrando no pocas carcajadas, sino también permitiendo que el espectador entre con más facilidad en los temas más duros, como la muerte y la vida espiritual. Si es que hablar de temas tiene sentido con esta cinta, pues la cineasta portuguesa parece más interesada en la recreación costumbrista de cómo se vivía en su pueblo, con sus riñas, sus rencores, sus comidas y sus creencias; y eso lo logra con ligereza, gracias a una narrativa lenta y pausada, al humor (¡qué importante es el humor en esta película!) y a su actriz principal, una jovencísima Lua Michel, cuya inocencia y naturalidad nos llevan de la mano en todo momento. Jorge Sánchez.
Arquitectura emocional 1959 (cortometraje, León Siminiani) – Sección Oficial
Utilizando como hilo conductor la arquitectura, las obras del ensanche y a Secundino Zuazo, este romance ambientado en el año 1959, es contado de forma distinta a lo habitual. Utilizando una voz en off que narra lo que vemos y lo que no, acompañada por grafismos animados superpuestos a la imagen de video, nos cuenta una historia de amor entre dos universitarios de diferente ideología y clase social, pero unidos en cierto modo por la arquitectura que les rodea. Pero, ¿realmente nos esta contando una historia de amor entre dos personas o lo utiliza de excusa para hablar de un verdadero amor? La arquitectura. Judith Pérez.
By Flávio (cortometraje, Pedro Cabeleira) – Sección Oficial
A través de una fotografía muy cuidada, Pedro Cabeleira nos cuenta la historia de una madre que aspira a ser influencer, consigue una cita con un rapero para aparecer en su próximo videoclip, pero no tiene con quien dejar a su hijo. Este cortometraje se puede enfocar desde diferentes puntos de vista. Uno de ellos es el papel de la mujer y la maternidad en la sociedad, pero otro muy distinto es la obsesión actual por las redes sociales, la necesidad de compartir cada momento de nuestras vidas, los complejos, la búsqueda de seguidores y relacionarse solo por el interés y status. Judith Pérez.
Love according to Dalva (Emmanuelle Nicot) – Punto de encuentro
La película comienza con gritos y golpes. Unos segundos después vemos a la policía separando a Dalva de su padre en un montaje fragmentado y agresivo de primeros planos fragmentados y agresivos. Así nos presentan, con honestidad en cuanto a la dureza de los temas que se van a tratar, a la protagonista y su conflicto central: la incapacidad para asumir lo ocurrido y el deseo de regresar con su padre. Con un estilo cercano a los Dardenne, de cámara al hombro siempre cercana a los personajes (aunque con más tendencia al plano fijo y al uso estético y expresivo de la iluminación) y cierto aire a la melancólica Mi vida como Calabacín (2015), la directora indaga, sin juzgar en ningún momento y con un palpable cariño hacia sus personajes (incluido el padre, en sus limitadas apariciones) en los sentimientos de la joven Dalva para terminar haciendo una exploración de los límites borrosos entre el mundo adulto y el infantil y las consecuencias de romper esas membranas antes de tiempo. Un estudio psicológico que tiene más de relato que de retrato, pero que funciona en sendos registros. No obstante, sí sabe ofrecer esperanza y no quedarse en el miserabilismo. Emanuelle Nicot sale airosa de su aventura por terrenos pantanosos y ofrece una de las películas más atrevidas —temáticamente, al menos— del festival. Jorge Sánchez.
Nada (Trine Piil, Seamus McNally) – Sección Oficial
Un solo disidente puede hacer que una sociedad se venga abajo. Ese es el poder que tiene el individuo, esa es la fragilidad de las convenciones y esa es la premisa de Nada. Cuando un estudiante afirma, muy nihilista él, que nada tiene sentido y, por tanto, nada importa, los estudiantes de un instituto iniciarán una serie de acciones con tal de demostrarle equivocado, así, la comedia dramática dará pie al terror que, a su vez, dará pie a la comedia negra. El resultado es una obra profundamente misántropa, donde el librepensador es la víctima de una sociedad que es un rebaño y una masa, contradiciendo así cualquier intención humanista o edificante. Como cualquier intento reflexión queda explicitada a través de los diálogos, gana en didactismo lo que pierde de interés estético y termina convirtiéndose en una nueva versión, más existencialista, de una cinta de tono e imágenes similares: La Ola. Jorge Sánchez.
Pamfir (Dmytro Sukholytkyy-Sobchuk) – Sección oficial
Pamfir nos muestra que a veces no es tan fácil como tomar la decisión de cambiar tu vida para conseguirlo, entran en juego otros factores como la familia, el amor o el dinero. Se desarrolla de manera ágil sin espacio al despiste. Conteniendo mucha agresividad y violencia, pero regalándonos potentes puestas en escenas en cuanto a fotografía, color y a la forma de grabación, dejándonos disfrutar de una gran composición de planos secuencia como los de la fiesta del carnaval. Ambientada en una pequeña localidad de la ucrania occidental, en época de una tradicional fiesta de carnaval. El protagonista, un padre de familia que tuvo que emigrar, vuelve a casa y se ve obligado a recuperar un turbulento pasado del que había conseguido escapar, realizando trabajos como contrabandista en la frontera con Rumania. Los actores se meten en la piel de personajes con roles muy marcados. Leonil, es un hombre desesperado que ha perdido la fe –“deberíamos vivir con dios como con los padres, hasta cierta edad, luego te independizas”–. Haría cualquier cosa por ayudar a su familia, pero cuando las amenazas y las peleas vuelven a su vida, su hijo sin apenas darse cuenta y a pesar de los esfuerzos de su madre, sigue sus pasos para acabar dentro de un peligroso mundo lleno de graves consecuencias. Judith Pérez.
Same old (cortometraje, Lloyd Lee Choi) – Punto de encuentro
Un repartidor, cuya motocicleta es robada, deberá hacer lo posible por conseguir una nueva. Con ecos claros al argumento de Ladrón de bicicletas (Vittorio de Sica, 1949), la película discurre, esta vez, en Estados Unidos y narra las vicisitudes de una familia inmigrante china para llegar a fin de mes. El lado oscuro del Sueño Americano aquí toma forma a través de una fotografía oscura y pesada, lúgubre, mucho más deudora del Nuevo Hollywood que de las reivindicaciones comunistas de los italianos. Así, asistimos a las desventuras de este odiseo moderno mientras navega por las calles de Nueva York y, al final, nos quedaríamos a vivir en las texturas y la forma.