El cuarto día de la presente edición de la Seminci se salda con algunas sorpresas importantes por parte de títulos inesperados. Quizá la más notoria sea la coincidencia de dos cortometrajes que llevan el gameplay de videojuegos a ciertas cotas de reflexión sobre nuestro mundo. Estas nuevas ideas sirven de contrapunto al gran acontecimiento del día en Valladolid: la entrega de las Espigas de Honor a los directores Fernando Colono y Manuel Gutiérrez Aragón, a la actriz Victoria Abril y al productor Andrés Vicente Gómez, celebrando sus dilatadas carreras. Así, la cuarta jornada, ecuador del festival, concluye entre el pasado y el futuro, entre los fantasmas y lo trans.
Falcon Lake (Charlotte Le Bon) – Sección Oficial
Lo fantasmagórico del amor y la tendencia humana a la autodestrucción se dan la mano en un pequeño lago de Canadá. El punto de partida lo hemos visto mil veces: joven preadolescente se enamora de una chica unos años mayor que él y con la que desarrollará una relación especial, no del todo correspondida. El despertar sexual y los primeros miedos de la adolescencia adquieren un peso narrativo maduro y se combinan con lo relativo al mundo interior para generar un discurso complejo que navega sin dificultad por sus diferentes registros.
La vuelta de tuerca viene del tratamiento fantasmagórico del relato y la exploración de la autodestrucción. Esto último está presente a través del motivo recurrente de la mordedura (el protagonista afirma que es imposible que morderse hasta hacerse sangre pues nuestro cerebro lo impide) pero terminará por entrelazarse con el deseo. Lo fantasmagórico coge forma a través de la broma recurrente del fantasma (que cobrará un peso dramático importante hacia el final de la cinta), pero sobre todo de sus imágenes. Con un formato cerrado que les empuja a estar juntos, con todas sus consecuencias, y un interés por las texturas granuladas y los colores cálidos, se genera una sensación de irrealidad, de sueño (aquí conectaría con el deseo), de memoria (aquí lo haría con su adscripción a la coming of age) o de fantasmagoría (se vincula con la muerte y la autodestrucción) que sitúa a la ópera prima de Charlotte Le Bon como una de las grandes películas del festival; y quizá del año.
Ida (cortometraje, Ignacio Ragone) – Sección Oficial
Ida es un cortometraje que se encuentra en las intersecciones entre el videoensayo, el cine casero y el cine epistolar. Ariel Martí le manda al cineasta Ignacio Ragone una serie de vídeos grabados desde distintos trenes con un teléfono móvil en sus últimos días de vida (y los primeros de inmersión en la realización audiovisual), que complementa con un audio donde repasa brevemente su vida. A su vez, el realizador comenta sobre las mismas imágenes y reflexiona sobre los últimos momentos y voluntades de su amigo. Así el realizador argentino, con la ayuda de su amigo, realiza un videoensayo sobre la muerte, las decisiones y las imágenes; o, quizá mejor dicho, Ariel, con la ayuda del realizador argentino, realiza un testamento fílmico.
Son (cortometraje, Marta Nieto) – Sección Oficial
Con solo dos personajes, un escenario y muy poco diálogo, Marta Nieto es capaz de contarnos a historia de comprensión y aceptación, poniendo en alza la madurez de un niño de solo siete años. Madre e hijo intentan salir de un laberinto que no es más que una metáfora del momento que atraviesan en sus propias vidas, en las que como en el laberinto, se encuentran perdidos. Esto les lleva a una situación límite que hace explotar una conversación tan complicada como necesaria, que les ayudara a salir de donde están. Judith Pérez.
Vasil (Avelina Prat) – Sección Oficial
A medida que cumplimos años y llegamos a cierta edad nos vamos volviendo cada vez más nuestros, presos de nuestras manías, animales de costumbres que se arraigan en nosotros cada vez más y hacen complicado cambiar nuestra manera de pensar, hacer y mirar. Por eso extraña tanto a Luisa que su padre un hombre solitario, de pocas palabras y despreocupado haya acogido en su casa a un hombre búlgaro que está buscando trabajo y no tiene donde quedarse.
Esta relación entre los dos protagonistas comienza siendo tensa y sin mucha comunicación hasta que poco a poco encuentran un punto de conexión. El ajedrez. Vasil, el hombre búlgaro que parece no tener maldad ni lado oscuro, su pasión compartida por el tablero y la ayuda de su hija, harán que esta convivencia se haga cómoda y hasta gustosa, pero a veces las costumbres tienen demasiado peso, convirtiéndose en ideales inamovibles, y aunque se intente son imposibles de dejar atrás. Tiene esa frescura y ese carisma que recuerda en ciertos aspectos a películas como Truman (2015) dirigida por Cesc Gay. Director al que admira Avelina Prat y que ella misma reconoce como inspiración. Judith Pérez.
Excess will save us (Morgane Dziurla-Petit) – Punto de encuentro
Excess will save us iba a ser el primer cortometraje documental de una serie de la que nunca se llegó a definir el número de entregas. En su lugar se hizo un largometraje capitulado, siendo el corto inicial los primeros minutos de la cinta. La película busca adentrar al espectador en el pueblo de su familia y transmitir las sensaciones que ella tiene al regresar a este; es decir, una serie de historias tan locas y delirantes donde la realidad y la ficción parecen intercambiarse. Es en esta mezcla de documental y humor absurdo que, combinada con una falta de estructura sólida y su apuesta por la violencia, donde conecta con algunas vanguardias históricas (surrealismo, dadaísmo). Y, como si fuese arte de vanguardia, se sustenta gracias a una apuesta fuerte por el concepto que, a su vez, termina siendo su perdición, pues este termina agotándose rápido y no evoluciona. Tiene momentos divertidos, desde luego, pero se vuelve reiterativa. Si el año pasado Seis días corrientes ya abrió el camino para la comedia documental, Morgane Dziurla-Petit explora caminos más radicales. No siempre acierta, pero se agradece la apuesta.
Happy New Year Jim (cortometraje, Andrea Gatopoulos) – Punto de encuentro & Hardly working (cortometraje, Total Refusal) – Sección Oficial
Vamos a hablar de dos cortos grabados exclusivamente a través de videojuegos.
En primer lugar, Happy New Year Jim es la conversación entre dos hombres solitarios, en la víspera del cambio de año, a través de un chat privado mientras juegan a diferentes juegos. Una propuesta muy sencilla, pero llena de sentimiento, pues es capaz de transmitir la profunda tristeza y soledad con poco más que unas líneas de diálogo y unos fuegos artificiales digitales. Así, el videojuego se presenta como un forma de escapismo, capaz de replicar llevar a cabo nuestros deseos.
Luego, Hardly working es la captura y el comentario de las rutinas laborales de unos NPC (personajes no jugables) del Red Dead Redemption 2. El narrador se fija en las incongruencias y los pequeños bugs de una lavandera, un carpintero, un mozo de cuadra y una barrendera que salen a relucir cuando miramos el telón de fondo durante más tiempo del que se supone que deberíamos; de esta forma, aparecen tanto el humor como el comentario social: al final, el colectivo Total Refusal busca hacer una analogía entre la realidad del videojuego con la realidad capitalista. Y surgen bastantes dudas al respecto: ¿las comparaciones no están cogidas con pinzas? ¿Tienen que ser las reflexiones tan mascadas? ¿Usar el Red Dead Redemption 2, producido por una multinacional como es Rockstar, es la mejor elección para lanzar un mensaje anticapitalista?
O Homem do Lixo (cortometraje, Laura Gonçalves) – Punto de encuentro
Historia ilustrada de una reunión familiar en una calurosa tarde de verano. Mientras comen y beben recuerdan historias, verbalizan recuerdos y anécdotas del tío Botão que emigró a Francia a trabajar y que ya no está con ellos. Las ilustraciones en tonos azulados y grises se van adentrando de forma surrealista en cada una de las historias narradas por los miembros de la familia, siendo capaz de enlazar y conectar visualmente una con otra y así con la siguiente. Judith Pérez.
Edén (Estefanía Cortés) – Punto de encuentro
La ópera prima de Estefanía Cortés parte de una premisa muy atractiva que no descubrimos hasta bien iniciada la cinta. Con una primera escena en un largo plano fijo nos introduce a la protagonista a la vez que se empiezan a generar un sinfín de dudas y preguntas que seguirán aumentando con el paso de los minutos. ¿Dónde está?, ¿por qué? , y aunque parece que sí, ¿va voluntariamente? Junto con la protagonista, presente en casi el cien por cien de las escenas, descubrimos otros tres personajes. Cuatro desconocidos –interpretados por un gran elenco- en una casa en paradero desconocido y sin aparentemente nada en común. Con destacadas y dispares personalidades, conviven en lo que será el último día de sus vidas.
La acción se desarrolla dentro de un marco de suspense, alojada en un majestuoso paisaje en una particular localización del Pirineo Aragonés. La puesta en escena completamente minimalista y frívola nos ayuda a situarnos en la atmósfera del film. Edén habla de la libertad de decisión, de la oportunidad de cambiar la forma de pensar y tus decisiones. Y nos habla de un tema que cada vez está cogiendo más notoriedad e importancia, como es el suicidio. Judith Pérez.