Crítica ‘Música’

Puntuación: 5 de 5.

Por Rafael Bürger y Jorge Sánchez

160 planos componen las casi dos horas de Música, último largometraje de Angela Schanelec, galardonado al Mejor Guion en Berlín y Mejor Dirección y Mejor Fotografía en Seminci. 160 planos que esconden la historia de Edipo, adaptada al presente (entre la Grecia de los 80 y el Berlín actual). 160 planos de emoción contenida y de rimas internas para concebir una película atemporal y ucrónica.

Música es de una era precine, prefotografía y prerealismo. Música es una película sacada directamente de las ruinas estéticas de la Grecia Clásica. Los paralelismos con la tragedia (estructura, tono, poesía) son claros, pero, además, en sus formas rígidas, opacas e inexpresivas están las esculturas arcaicas, en sus largos planos que se extienden hasta el infinito —perdiendo la noción del corte y el encabalgamiento, como si fuesen cuadros de cine mudo en vez de planos y entroncando con a concepción del cine de Tarkovski como el arte de moldear el tiempo— está la riqueza cambiante del arte helenístico y en su concepto de la Belleza (de la música/poesía) está el arte clásico.

Si en la forma que esculpe sus imágenes y el tiempo Schanelec alcanza una frialdad aparentemente repelente, es en la banda sonora, en la música que da título a la obra, que encuentra el corazón emotivo de la narrativa. A semejanza del naturalismo de Celine Sciamma, la banda sonora apuesta por explorar paisajes sonoros, sean naturales (el viento, el crujir de las hojas, las olas de la mar a quebrándose contra piedras) o urbanos (el tránsito ruidoso de las metrópolis). Por medio de estos ruidos se va componiendo una sinfonía discreta, que poco tiene que disputar espacio con diálogos, presentes de manera muy puntual y esparcida. Es entonces, a medio camino de la película, cuando irrumpen sobre esta banda sonora formalmente y emocionalmente contenida composiciones clásica (Bach, Vivaldi…) y de la música pop contemporánea a modo de los coros trágicos. Son suturas, formas de unión. Entre personajes, entre fragmentos del relato, entre niveles de lectura, entre autora y espectadores. La música como bálsamo, como puente, como forma de comunicación cuando la lengua fracasa, cuando lo indecible busca expresarse. Son estas islas de emoción (casi a modo de epifanía bressoniana), estos puentes musicales, que se correlacionan con la forma de grabar los bellos rostros jóvenes y los paisajes mediterráneos y abren la puerta a descubrir los ritmos internos y las bellezas escondidas en sus imágenes pétreas.

Pero, pese a todo, el espíritu de Angela Schanelec es profundamente (pos)moderno. Los ecos personalísimos de Bresson, de Straub-Huillet, de Akerman y de Pasolini se mezclan con las imágenes ascendencia grecolatina y con las políticas del slow cinema contemporáneo —que, en su esencia, busca una temporalidad precinematográfica, asociada a la contemplación romántica— para conjurar, en última instancia, una defensa a ultranza del cine abstracto y de la belleza estética.

La gran contradicción —la misma a la que se enfrenta el arte contemporáneo— está en el modo de acceder a esa belleza. Angela Schanelec pretende, a través de la abstracción, «apagar el intelecto», permitiendo así acceder a la emoción y la belleza. Y hay algo de eso, sin duda —demostrando, por cierto, que el espectador nunca es pasivo, como reza el lugar común—; sin embargo, es el análisis racional y cultivado de unas formas férreas y calculadas lo que, en última instancia, permite alcanzar unas cotas más esquivas y recónditas, pero también más gratificantes y conmovedoras. Un choque de trenes entre el discurso interno (las formas), y el externo (su filosofía estética), entre clases, entre la figura de la autora y su inexorable contexto sociocultural. Con todo, Música es una película compleja, desafiante y exigente, desde luego, pero también es, si el espectador no busca doblegarla a sus gustos y criterios, una obra tan accesible como una canción.

Título original: Musik Duración: 108 min País: Alemania, Grecia Idioma: Griego, inglés Dirección: Angela Schanelec Guion: Angela Schanelec Productores: Kirill Krasovski, François d’Artemare, Vladimir Vidic, Natasha Damnjanoiv, Giorgos Karnavas, Konstantinos Kontovrakis Fotografía: Ivan Markovic Montaje: Angela Schanelec Intérpretes: Aliocha Schneider, Agathe Bonitzer, Argyris Xafis, Marisha Triantafyllidou, Frida Tarana, Ninel Skrzypczyk, Wolfgang Michael, Miriam Jakob

Sinopsis: Abandonado al nacer en las montañas griegas una noche de tormenta, Jon es acogido y adoptado por unos granjeros, sin llegar a conocer a sus padres biológicos. Años después, tras ser encarcelado como responsable de un accidente mortal, Jon conoce a Iro, celadora de su prisión. Ella parece buscar su presencia, le cuida, le graba música y una unión muy fuerte se establece entre ellos. Pero Jon empieza a perder visión progresivamente… Desde ese momento, y a pesar de los obstáculos, comenzará a vivir su vida con toda plenitud.


Atalante Cinema

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