Crítica ‘Tratamos demasiado bien a las mujeres’

Puntuación: 3 de 5.

Clara Bilbao, referente en el diseño de vestuario —así lo acreditan su varios galardones de esta categoría en los premios Goya— se aventura en el campo de la dirección, eligiendo para su ópera prima una adaptación de la novela ambientada en la Segunda Guerra Mundial, Siempre somos demasiado buenos con las mujeres de Raymond Queneau y trasladando la historia a un otoño de 1945 en la España de la posguerra. Aunque en algunos aspectos se podrían advertir ciertas carencias, si algo no se puede criticar a la directora, es su valentía (ya escuchando el título te hace pensar que estamos ante una película bastante cañera); no solo por la temática y ambientación elegida que ya es escabrosa en sí, sino por el género (o los géneros) en los que decide enmarcar la producción. Cuanto menos arriesgado.

El humor negro. Un género difícil de trabajar por arriesgado, pero muy efectivo y agradecido cuando se hace bien. ¿En este caso? Falla. El humor negro no puede ser delicado ni inocente, debe ser duro, crítico y áspero. Cierto es que el riesgo en este caso era alto, tratando un tema que en la España actual entre una gran parte de la sociedad aún escuece. Pero este tipo de humor no debe pensar a quien ofende y a quien no, o de qué manera encontrar el punto medio entre la risa y el no herir sensibilidades. Por eso, a pesar de que a los actores se les podía notar muy cómodos con sus personajes, el guión no les dejaba lucir del todo. Puede haber sido un error querer afrontar el riesgo sin jugársela del todo. Todo ello puede hacer que la crítica pretendida se diluya, no se entienda bien hacía donde ha sido enfocada o se pierda en el camino.

Sin embargo, también tiene grandes aciertos. El increíble elenco es uno de ellos, con actores novatos —aunque con una larga lista de fans— como Ayax Pedraza y otros más que consagrados como Antonio De la Torre, Luis Tosar o la misma Carmen Machi encarnando a una Remedios Buendía que enfundada en su vestido de novia es de lo más destacable. Si bien, con ese blanco ensangrentado en algunas escenas es la reina —es notorio lo cuidado que está el diseño de vestuario, no solo por el vestido de Remedios sino en todos los personajes— en otras este personaje queda algo diluido: menos oírla pensar y más verla actuar. Se echa de menos que hubiera sido aún más extremo, con más presencia si cabe. Otro de los aciertos es el diseño de producción, el escenario y la ambientación no podían haber sido más acertados. Ese puesto de correos en un pueblecito pequeño en las montañas del Pirineo cubierto de nieve ayuda mucho a crear la atmósfera de la historia, dejando encuadres realmente cuidados.

El comienzo es prometedor, pero va perdiendo a medida que la trama avanza, dando la impresión de que se ha quedado a medias de lo que pretendía ser. Dejándose llevar como el no plan de los maquis, desencadena en un resultado poco salvaje para lo que el título augura. Aun así, se puede ver calidad y buena dosis de atrevimiento, saliéndose de la nueva ola de dirección femenina nacional, lo que es de admirar y aplaudir. Aunque esta película no llegue a conquistar a todo el público, si la directora sigue por este camino, merecerá la pena esperar su siguiente producción.


Título original: Tratamos demasiado bien a las mujeres Duración: 93 min País: España Idioma: Español Dirección: Clara Bilbao Guion: Miguel Barros Productores: Julio Casal, Mateo Gil, Mamen Quintas Fotografía: Imanol Nabea Montaje: Ascen Marchena Música: Nacho Masttreta, Marina Sorín Intérpretes: Carmen Machi, Antonio de la Torre, Julián Villagrán, Luis Tosar, Oscar Ladoire, Isak Férriz, Diego Anido, Ayax Pedrosa, Gonzalo de Castro.

Sinopsis: Remedios Buendía defiende su patria y luchará por ello por encima de todos. Un fatídico día del otoño de 1945, un grupo de maquis a la fuga tiene la mala idea de tomar la estafeta donde Remedios, ilusionada, se prueba su vestido de novia. Hoy será el día en el que demostrará hasta donde puede llegar defendiendo sus valores. Y nadie podrá pararla. Ni siquiera este batallón de rebeldes con fusiles humeantes y puños en alto.


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