Bailando por la vida

Ficha técnica:

Título original:

Cha cha real smooth

Directora: Cooper Raiff

Duración: 109 min

País: Estados Unidos

Idioma: Inglés

Intérpretes: Cooper Raiff,

Dakota Johnson, Vanessa

Burghardt, Leslie Mann,

Brad Garret, Raúl Castillo,

Evan Assante, Odeya Rush

Apple TV+

Sinopsis: A los 23 años la vida de Rakel cambia cuando se entera, quizás demasiado tarde, de que está embarazada. Rakel es ilustradora y le encanta estar involucrada en diferentes proyectos, pero ¿criar a un bebé? Rakel debe enfrentarse a esa pregunta antes de lo esperado, y la sorpresa es doble: está de seis meses, por lo que no hay opción de abortar. Amante de la cerveza, las drogas y el sexo sin apegos, no tiene ningún interés en ser madre. Antes de tomar ninguna decisión, comienza a dibujar a su “ninjababy” que no le pondrá las cosas nada fáciles.

Crítica:

Quizá lo más extraordinario de esta película es que estemos ante el segundo largometraje de un director-guionista-actor-productor de 25 años, Cooper Raiff. Tras el modesto éxito de su opera prima Shithouse, una comedia ligera sobre un adolescente universitario con morriña, irrumpe con fuerza en el horizonte indie estadounidense con su segunda cinta, Bailando por la vida (en inglés, Cha Cha Real Smooth), con selecciones en Sundance, Tribeca y SXSW y distribución de Apple TV+. Recuerda al inicio de figuras recientes del indie norteamericano como Jim Cummings o Anne Biller o, salvando las distancias, con Siân Heder, cuya película ganadora en Sundance y distribuida por Apple terminó ganando el Oscar a Mejor película en la última edición de los Premios de la Academia.

En su nueva cinta, Raiff continua observándose a sí mismo y preguntándose cómo quiere ser, a qué persona quiere aspirar. Tras su etapa universitaria, llega la vida adulta. Más o menos. La confusión existencial, la precaridad laboral y emocional y la inevitable vuelta a una casa familiar que no termina de ser la suya son el pan de cada día para Andrew y unos temas cada vez más comunes en las ficciones juveniles —habrá que preguntarse, como sociedad, por qué ocurre esto o por qué los 25 años de Cooper Raiff son algo extraordinario; o, mejor dicho, cómo hemos dejado que ocurra y cuánto tiempo más vamos a hacer como que no existe. Y en ese caos existencial (que no es exclusivo de la juventud) solo hay dos soluciones: bailar y el desamor.

De esta forma, se construye una comedia romántica honesta sobre aquellas relaciones que no son, pero que te permiten pasar de pantalla en el juego de la vida. Una comedia romántica agridulce, una comedia para aquellos que aman el género y para aquello que lo detestan, una comedia de eterna sonrisa cómplice. Cooper Raiff entrega un personaje masculino idílico (carisma, sensibilidad, empatía) sin perder relieve y logra competir por la cámara con Dakota Johnson y la debutante Vanessa Burghardt, dos papeles que operan más con aquello que callan que por lo que dicen. Entre los tres construyen un dinámica tan sincera y emotiva que uno termina deseando que fuesen personas reales para poder.

Como es de esperar todo gira en torno al hombre y, en ese sentido, se siente que juega sobre seguro, sin arriesgar demasiado en aspectos más espinosos como el autismo, la salud mental o el propio feminismo (la revisión que hace de la masculinidad, si bien acertada en su mayor parte, no termina de ser completa). Si bien se agradece la empatía y la amabilidad con la que se abordan estos temas («no me va a tratar como a un bebé» dice Lola en un diálogo que tiene lectura metatextual o el hecho de que entienda el amor sin propiedad), que queden en un segundo plano para que el hombre blanco cishetero termina siendo más problemático de lo deseado. Por otro lado, carece de la mordacidad y del cinismo del ya mencionado Jim Cummings, pero, a cambio, resulta mucho más contagioso. No en vano, la película se sostiene y se eleva gracias el carisma del siempre-sonriente actor, quién contagia diversión y buen rollo al puro estilo Paul Rudd, y la pulsión vitalista que empapa todos los aspectos de la película, desde las actuaciones de Burghardt y del propio Raiff hasta las subtramas del hermano pequeño y del padrastro.

Estamos ante una agridulce comedia romántica, tan ligera y divertida como honesta, que aborda sus temas sin evitar las complejidades y las paradojas, pero sin que esto termine convirtiéndola en una película-tesis de tono grave y pesado. Bailando por la vida da exactamente lo que promete: una divertida y conmovedora comedia ligera sobre estar perdido en el mundo… ¡Ah, y una última cosa! Cooper Raiff y su contagiosa sonrisa han venido para quedarse.

Apple TV+

2 comentarios en “Bailando por la vida

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