Ficha técnica:
Título original:
The Beta Test
Director:
Jim Cummings, PJ McCabe
Duración: 93 min
País: Estados Unidos
Idioma: Inglés.
Intérpretes: Jim
Cummings, Virginia
Newcomb,PJ McCabe,
Jessie Barr, Kevin Changaris,
Olivia Grace,Gilles Privat,
Juan Pablo Applegate,
Christian Hillborg, Malin Barr,
Jacqueline Doke, Wilky Lau.

Sinopsis: Un agente de Hollywood casado recibe una misteriosa carta para un encuentro sexual anónimo y se ve envuelto en un mundo siniestro de mentiras, infidelidad y datos digitales.
Crítica:
Jim Cummings es un genio. Dejemos eso claro desde el principio. Un talento improbable que escribe, produce, dirige, monta y protagoniza sus películas. Tiene muchos cortometrajes y cuatro largos. Este es el último de ellos. El primero No Floodwall Here pasó sin pena ni gloria y no fue hasta su corto Thunder Road, y su posterior largo homónimo, cuando comenzó aparecer de forma clara y vigorosa en el radar de todos aquellos interesados en el cine independiente estadounidense y con El lobo de Snow Hollow, producida bajo el paraguas de Universal, llamó la atención de aún mas gente y le consolidó como uno de los cineastas más peculiares e interesantes de la actualidad. Pero eso no es lo que le hace un genio. Jim Cummings tiene un talento sin igual no solo por su pluriempleo autoral, sino por su capacidad para sacar comedia y reflexiones de las situaciones más insospechadas. Como la escena del aparcamiento de «El lobo…» donde en un escena de puro terror consigue sacar carcajadas ahogadas y ofrecer una disección precisa de la masculinidad tóxica y la violencia de género. Su sentido del humor, que deambula entre la absurdez autoparódica y la incomodidad plástica, nos sirve para tomar distancia tanto para reírnos de nosotros mismos como para mirar con perspectiva el mundo en que vivimos.
The Beta Test -codirigida con su amigo PJ Mcabe- es su película menos cómica hasta la fecha, pero también la más lograda formalmente. El humor se desliza entre los tejidos dramáticos para ofrecer un thriller nihilista sobre la absurdez del mundo real donde las ansias de poder y de fama se enredan con el sexo, el matrimonio, el big data, la industria cinematográfica y el corporativismo; pero no provoca siempre la carcajada. Es más una ejemplificación de las ironías que esconde nuestra realidad.
La parte más genuinamente cómica de la película recae sobre el Jim Cummings actor, sobre sus caras y su talento para la expresividad, sobre su capacidad para reírse de si mismo y meterse en situaciones extrañas sin, por ello, perder naturalidad. La parte suspense -la más floja-, en cambio, recae en el guión, pero queda opacado por la voluntad de la puesta en escena en otorgar presencia al actor y convertirlo en el centro absoluto de la cinta. Y esa es la cuestión de fondo de la obra de Cummings: nuestros problemas los solemos provocar nosotros mismos.
Planteada casi como el reverso cómico de Eyes Wide Shut (Stanley Kubrick, 1997), todo ello se sostiene sobre un premisa bastante estúpida, pero de fondo muy dramático, como deja patente la primera escena: al enterarse de una infidelidad, la pareja mata inevitablemente a su pareja. Si en esa primera escena el tratamiento era de terror, pues también se asociaba a la violencia de género, poco a poco, acabará adquiriendo un matiz ridículo. Esa premisa habla, de forma muy radical, de las consecuencias de nuestros actos, tanto digitales como no. Frente a ello, se establece el matrimonio como la única forma de resistencia, no tanto como una apología de la monogamia o el sacramento, sino como forma de unión profunda entre seres humanos.
The Beta Test es una cinta que se debate entre el cinismo y el humanismo, entre la comedia sarcástica y el thriller dramático. Sin funcionar al máximo en ninguno, es en la extraña mezcla entre ambos campos donde reside su encanto. El resultado no está a la altura de sus dos obras más reconocidas, pero vuelve a confirmar que Jim Cummings es uno de los autores más peculiares e interesantes de la actualidad. Y, por eso, merece la pena ver su nueva obra.