Crítica ‘Flee’

Ficha técnica:

Título original:

Flee

Director: Jonas

Poher Rasmussen

Duración: 90 min

País: Dinamarca

Idioma: Danés

Intérpretes: Daniel Karimyar,

Fardin Mijdzadeh, Milad

Eskandari, Belal Faiz, Elaha

Faiz, Zahra Mehrwarz, Sadia Faiz.

La Aventura Cine

Sinopsis: Amin, refugiado afgano, relata el testimonio de su huida mediada por traficantes humanos sin escrúpulos, escapando de un país en el que su orientación sexual ni siquiera es reconocida.

Crítica

No creo que genere controversia decir que las películas son el resultado de encuentros, ya que difícilmente lo son de esfuerzos solitarios. Como arte colectivo la producción del cine está basada en esta convergencia de personas (profesionales o no) que aportan con su oficio, sus conocimientos técnicos, su historia, su creatividad y su deseo en dirección a una única finalidad: la realización de la obra cinematográfica (independientemente de su reconocimiento a posteriori). En este sentido, Flee surge de un encuentro único de individuos, culturas, géneros, técnicas y soportes narrativos. Posicionándose a medio camino entre la ficción y el documental, la película utiliza el poder sugestivo de las imágenes animadas de dibujos digitales, un soporte más permisivo que el supuesto rigor realista de las imágenes fotográficas, para revivir los recuerdos del refugiado Amin, desde su infancia en el Afganistán hasta su madurez, a las puertas del matrimonio e iniciar un doctorado en la Universidad de Princeton, en Estados Unidos.

De hecho, el resultado visual es muy plástico, bello y sensible. Supone un minucioso trabajo de traducción visual de los testimonios grabados en video a imágenes dibujadas que preservan la identidad del entrevistado y de su familia, todavía dispersa por Europa, buscando así transmitir las emociones demostradas por él al narrar los hechos. Al mismo tiempo, el soporte viene bien en los muchos momentos donde no hay registro videográfico, reconstruyendo hechos del viaje del protagonista y logrando un tratamiento más poético y metafórico de gran fuerza emotiva. Aún así, la producción ha utilizado con abundancia materiales de archivo para narrar hechos históricos de Afganistán, Rusia y Estonia. Vemos con claridad la guerra entre el ejército soviético y los mujaidines armados por EEUU y, luego, la violenta toma del poder por los mujaidines en Afganistán tras la retirada de las tropas soviéticas, la escasez de alimentos en la Rusia post soviética y la paradójica inauguración del primer restaurante de la cadena McDonalds en el país, así como el trato deshumano a los inmigrantes ilegales capturados en el mar Báltico por las autoridades estonias.

Estos momentos generan una reacción emocional y visceral, no sólo por la dura realidad que retratan, sino también por el carácter extremadamente actual de estas imágenes, a pesar de haber pasado más de treinta años. Son momentos como estos, por su crudeza y criterio, que hacen que me cuestione los límites y la ética en lo que, a todas luces, es un misery porn. Cómo se construye visualmente Dinamarca como un paraíso nórdico, en oposición a la desértica opresión de Afganistán y a la fría y corrupta de Rusia, genera maniqueísmos y refuerza estereotipos que poco contribuyen al debate. Además, convenientemente, el recorte temporal de la vida del protagonista en su tierra natal no permite que se exponga casi la participación danesa en operaciones militares en el Oriente Medio en apoyo a Estados Unidos la “guerra contra el terror”, a pesar de que la película deja claro el papel crucial que han tenido los estadounidenses en el establecimiento del movimiento Talibán.

La presencia del director de la película como personaje dentro de la narrativa es un arma de doble filo. Por un lado, la película gana un carácter más personal, íntimo, pues facilita al entrevistado detalles que nadie nunca ha sabido, al tratarse de un amigo de la adolescencia. Por otro lado, pone en demasiada evidencia la figura del autor de la obra. Esto no debería ser un problema, pero, en este caso, lo es, pues se representa a sí mismo siempre en el papel del benefactor y esta dicotomía acaba reflejada a lo largo de toda la película. Prefiriendo enfocar en la cuestión de cómo la sexualidad de Amin ha influido en el recorrido de su vida y en su condición de refugiado, la película logra con mucha sensibilidad y complejidad retratar el mundo interior de su protagonista. Pero, por otro lado, presenta una visión tan miope de los procesos geopolíticos y sociales que moldearan su vida que me hacen creer que el único error de Flee es construirse bajo una visión demasiado occidental.

La Aventura Cine

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